Los polígonos deben perder su brillo para no torpedear el paisaje gallego. Esta es la intención de la Xunta, que obligará a partir del año que viene a elevar no solo el control de la contaminación lumínica y visual de los parques industriales, sino a evitar en lo posible que destaquen en el horizonte, utilizando para ello normas sobre materiales y el uso de árboles y vegetación como camuflaje. Incluso atacará los excesos de cartelería.
Así lo dictarán la Directrices da Paisaxe, cuyo borrador ha sido enviado por la Consellería de Medio Ambiente al Consello Asesor da Paisaxe, paso previo a su aprobación por parte del Consello del Ejecutivo. Se trata de la última munición legal de la administración autonómica contra el feísmo y para la protección del entorno natural, junto al Plan de Ordenación do Litoral, el desarrollo de la Lei da Paisaxe o el Catálogo da Paisaxe.
El espíritu de este compendio de medidas se basa en elevar la protección del paisaje, que pasará a ser un elemento a analizar antes de conceder nuevas licencias constructivas, favoreciendo la reducción del impacto visual y sonoro de la mano del hombre.
Las directrices prevén limitar las urbanizaciones aisladas para reducir la proliferación de núcleos poblacionales, enterrar los nuevos tendidos eléctricos o establecer unas pautas para los cierres de fincas, entre otras opciones, tal como adelantó este diario.
En el documento también se pone la lupa sobre los polígonos industriales. Los concellos deberán acatar varias normas –las directrices también incluyen recomendaciones– en sus planeamientos urbanísticos sobre estos relativos a iluminación, materiales o zonas verdes.
“La iluminación pública de los sectores industriales responderá a sus necesidades, pero sin generar un punto de atracción lumínica para los posibles espectadores exteriores. Con este objeto, se prestará especial atención a la intensidad, color y dirección de la iluminación, así como al uso de tipos de luminarias acordes con el entorno”, establece Medio Ambiente en unas directrices que serán aprobadas en 2021, cuatro años más tarde de lo previsto inicialmente. Ya en 2011 el Ejecutivo gallego de Alberto Núñez Feijóo planteó la opción de vetar construcciones que afeasen paisajes y vistas representativos de cada municipio.
En los polígonos deberá buscarse “cierta homogeneidad” de las naves y “limitar las superficies metálicas brillantes, que aumentan la visibilidad del conjunto a larga distancia”, añade. Los árboles se usarán para ocultar las zonas de acopio y descarga de las naves siempre que sea posible, favoreciendo una “adecuada transición” entre parajes naturales y polígonos.
Carteles homogéneos
La protección de las vistas también afectará a los rótulos y carteles publicitarios, pues los concellos deberán fijar criterios sobre “su localización, tamaño y forma, con el objetivo de asegurar una cierta homogeneidad y mejorar la calidad del conjunto, compatible con el uso de imágenes corporativas de los titulares de las actividades”.
Esta regulación se extenderá al ámbito urbano, donde los ayuntamientos deberán regular las condiciones para la “publicidad, cartelería y señaléctica”, especificando “las condiciones de ubicación, diseño, tamaño y colores, de forma que dichos elementos resulten armoniosos con las características del paisaje urbano en que se localizan”.
En los núcleos urbanos también se trasladará la misma filosofía, que cada ayuntamiento deberá plasmar en su plan de ordenación, que frenará las paredes desnudas ciegas hacia zonas de gran visibilidad. “También se evitarán las vías sin continuidad, es decir, calles cerradas o que acaban bruscamente contra el suelo rústico”, determina el documento.
