La noticia del retraso del inicio escolar, sobre todo en la ESO, provocó ayer un auténtico revuelo entre las familias de los niños y niñas afectadas. Los grupos de Whatsapp de padres ardían bajo la pregunta: "¿Quién cuida de mis hijos mientras yo trabajo?". Porque la decisión de Educación no ha sentado precisamente bien. De hecho, las diferentes ANPA gallegas, tras seis meses, consideran "injustificable" esta "improvisación", además de estar "muy preocupadas" por la conciliación de los progenitores.

Ayer, alguna madre suspiraba porque todavía tiene días de vacaciones pendientes en el trabajo y puede hacerse cargo de su hija de 11 años. Sin más familia en la ciudad, la situación se le complicaría. Como a otras que ya empezaron a descolgar el teléfono para hacer encaje de bolillos una semana más. No será fácil: ahora no es aconsejable dejar a los nietos con los abuelos, por ser estos últimos pertenecientes a grupos de riesgo. Otra opción es la de dejar a los críos solos en casa. Pero es la que menos gusta.

Esta decisión "crea un problema de conciliación porque un niño con 12 años no quiere decir que sea autónomo", comenta Fernando Lacaci, presidente de la Confederación de Anpas Galegas. "Es una muestra más de la improvisación y una falta de preparación que es injustificable", asiente Rogelio Carballo, presidente de la Confederación Galega de ANPAs de Centros Públicos (Confapa). Y añade, quien opina que no era necesario posponer todos los cursos: "Esto no perjudica al profesorado ni a la Administración, sino al alumnado, que todavía no puede empezar el curso con un trimestre del año pasado por recuperar, y a las familias".

Precisamente, Lacaci, que estuvo presente en la reunión con el secretario xeral de Educación, Manuel Vila López, planteó los trastornos que sufrirán las familias con esta medida: "Para plantear el retraso del curso, deberías tener planteado una serie de ayudaspara que los padres pudieran también atrasar el inicio en sus trabajos o hacerse cargo de los hijos durante esa semana".

"Estamos hablando de que las familias van a tener que renunciar a horario laboral, a su derecho al trabajo, otra vez seis meses después. Nos parece absolutamente indecente e injustificable. Y es un problema que la Administración parece que no tiene ni idea de cómo resolver", concluye Carballo.