La cercanía de las llamas a una aldea del concello coruñés de Porto do Son obligaron ayer a la Consellería de Medio Rural a declarar el nivel dos de alerta. Es la primera alarma activada por la Xunta este verano en un fuego por la amenaza a un núcleo poblado. Según las estimaciones del 085 a última hora de ayer, ya habían ardido 30 hectáreas y el incendio seguía fuera de control.

El fuego se declaró en la parroquia de Nebra a las 16,51 horas y las llamas se aproximaron peligrosamente al núcleo de Queiro. Por el momento participaron en las tareas de control siete helicópteros, seis aviones, cinco motobombas, dos palas, once brigadas y cinco agentes. Hasta la zona se trasladaron también los miembros del parque de bomberos de Ribeira y personal de Protección Civil de Porto do Son.

Las llamas se aproximaron con gran rapidez a las casas, por lo que se temió que hubiese que desalojarlas. Sin embargo, la intervención de los medios aéreos evitó que se llegara a este extremo.

Las altas temperaturas registradas ayer y el viento del noroeste propiciaron el avance de las llamas y complicaron las tareas de extinción.

El Concello de Porto do Son está siendo especialmente castigado por los fuegos este verano. De hecho, ayer fue el cuarto día consecutivo que sufrió incendios.

Ourense

Además, otros dos incendios forestales permanecían activos en la tarde de ayer. El primero afecta a la parroquia de San Lourenzo de Pentes, en A Gudiña (Ourense), y está controlado desde las 20,04 horas.

Este fuego se inició a las 17,28 horas y afecta a 10 hectáreas. Los medios desplegados en la zona son un helicóptero, tres aviones, tres motobombas, cinco brigadas y tres agentes.

El incendio de Padrenda (Ourense), en la parroquia de Crespos, cuenta con tres focos y se inició a las 15,20 horas. Se encuentra estabilizado desde las 19,48 horas y las primeras estimaciones cifran la superficie afectada entre tres y cinco hectáreas. Trabajan cuatro helicópteros, tres aviones, cuatro motobombas, once brigadas y dos agentes.

Los expertos han advertido del riesgo de que este verano los incendios sean más virulentos debido al retraso en la limpieza del monte que se produjo como causa del confinamiento por la pandemia del Covid-19. La Xunta, de hecho, tuvo que ampliar el plazo a los propietarios para realizar las tareas de desbroce.