En los registros de los domicilios y naves de 15 detenidos en Galicia tras el abordaje del Karar, se intervinieron algunas armas de fuego y cartuchos, cinco planeadoras y numerosa infraestructura para sus desplazamientos desde naves situadas estratégicamente en la costa de Arousa, Tomíño y Portugal. Pero también teléfonos "encrochat" que permiten comunicación encriptada, cámaras digitales de fotografía, grabadores de radiofrecuencia, inhibidores, cámaras de vigilancia camufladas, cámaras espía y un sistema de protección de voz profesional valorado en 6.000 euros. Además, tenían contactos en las fuerzas de seguridad, a tenor de las conversaciones interceptadas a Juan Carlos Santórum. Éste también apuntó cierta vinculación con el alijo de cocaína del narcosubmarino de Cangas ya que hablaba de recuperar un dinero en Ourense.
Una nueva información de la DEA vino a añadir importancia a la operación. El envío de otros dos grandes alijos desde Colombia, siguiendo la misma ruta del Karar y que recogería la misma organización gallega. Santórum no tenía tanta capacidad, según los investigadores españoles, que pensaron que tal vez era el momento de llegar hasta quienes de verdad mueven el negocio desde lo más alto en Galicia.
En una pieza separada y secreta, la magistrada de Instrucción 3 de Vigo, a petición de la Fiscalía, autorizó dos nuevos abordajes en el Atlántico. El primero, el 19 de mayo, fue el buque Neameh, cargado con casi 4.000 cabezas de ganado. Precisamente porque había que dar de comer a las reses se desaconsejó su traslado a Vigo y fue desplazado a Algeciras. Tras una minuciosa inspección con perros y buzos, no se encontró droga. El 24 de mayo se abordó el Spiridon, que pasó varios días al "pairo" con lo que se pensó que recogía el alijo. Trasladado al puerto de Las Palmas tampoco se halló cocaína. La pregunta que se hacen es: ¿Se trató de una información falsa o se habían deshecho ya del alijo?
