La Audiencia Provincial de A Coruña ha condenado a cuatro años de cárcel a un voluntario de Protección Civil acusado de provocar en agosto de el año 2013 un incendio próximo a núcleos urbanos de Ribeira que calcinó 180 hectáreas, atravesó la autovía de Barbanza, se propagó hasta un polígono industrial y hasta puso en riesgo la integridad al hospital comarcal. Por ello, la Dirección Xeral de Montes lo calificó de nivel 1 debido a su "grave riesgo" y para su extinción se necesitaron 60 horas.

El tribunal también ha impuesto al acusado el abono de una indemnización a la Xunta de 85.203 euros por gastos de extinción y de 79.062 euros a la Consellería de Medio Rural y a los tres propietarios de terrenos afectados por daños originados en la madera, ya que 130 de las hectáreas quemadas eran de monte arbolado.

En el fallo, los magistrados consideran que el imputado, Jesús, E. F., "conocía el monte incendiado, sus caminos y las condiciones medioambientales que provocan la propagación del fuego" por lo que concluyen que el fuego "fue originado de forma intencionada" y "no por una negligencia".

En esta línea, sostienen que el condenado provocó voluntariamente, al menos, dos focos de llamas prácticamente simultáneas en la proximidad de los núcleos rurales de A Carballa y Deán Grande.

El tribunal, además, apunta que el incendio repercutió de forma muy negativa, tanto en los valores recreativos y sociales de la zona como en el deterioro del patrimonio medioambiental y arqueológico, además de causar cuantiosas pérdidas económicas, tal y como figura en un informe de la Xunta.