Es un clásico la víspera de la jornada electoral. Los candidatos y responsables de los principales líderes políticos ofrecen imágenes apacibles, con familia o compañeros de partido, en las que intercalan llamadas a la participación y cogen fuerzas antes de una jornada electoral. Mientras el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, optó por no convocar a la prensa y quedar en un segundo plano sus correligionarios en Pontevedra, entre los que se hallaban Ana Pastor, Alfonso Rueda o el candidato, Rafa Domínguez, salieron a la terraza a la hora del vermú. Su rival, Lores, hizo planes con sus nietos. El líder de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, presumió de darle vueltas al cuentakilómetros durante la campaña. Hizo 9.000, según dijo ayer en Santiago, durante un paseo en el que aprovechó para comprar un libro para su pequeño y para hacer apelación al sufragio para que cada uno "voto por lo que quiera, pero que vote".

También en la capital, Ana Pontón, la portavoz nacional del BNG, aprovechó para disfrutar de un churry reclamó una movilización para que muchas personas "dejen sentir su opinión" tanto a nivel municipal como europeo. Por su parte, el líder de En Marea, Luís Villares, optó por acudir a una "foliada" con amigos. Más relajado fue el sábado en familia para Martiño Noriega. Tiempo de pausa y oxígeno después de una semana vertiginosa en la que algunos candidatos, como la lucense Olga Louzao (Ciudadanos), dijeron haber adelgazado hasta cinco kilos.