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Construcciones y pastos se comen un tercio de las tierras de cultivo de Galicia

Desde 1996 se perdieron 158.000 hectáreas de fincas de labradío, el equivalente a una tercera parte de la provincia de Pontevedra

Cultivo de maíz y hortalizas en Bandeira. // Bernabé/Gutier

Donde antes había huertas, cultivos de patatas o de maíz ahora crece la hierba para pastos o se han construido carreteras o casas. El rural se está transformando. En los últimos 21 años Galicia perdió un tercio de sus tierras de cultivo: son más de 158.300 hectáreas, el equivalente a un tercio de la provincia de Pontevedra. ¿Y que ha pasado con estas fincas dedicadas al labradío? Por un lado, los usos artificiales del terreno se han ido extendiendo: edificaciones, vías de comunicación, industrias, embalses...). Ocupan un 40 por ciento más de superficie. Por otra parte, la necesidad de forrajes para la ganadería ha obligado a incrementar también en un 20 por ciento las tierras dedicadas a pastos.

Esto ha cambiado el paisaje. Según los datos del Ministerio de Agricultura en 1996 había 535.500 hectáreas de cultivos, muy por encima de las 375.900 de pastos. Pero ahora las tornas han cambiado. Y los forrajes ocupan más superficie (449.600 hectáreas) que las fincas de labradío (377.200 hectáreas).

Detrás de esta transformación está el abandono del rural. A pesar de que la superficie está cada vez más urbanizada esto no significa que se incremente la población en estas zonas. Por el contrario, cada vez están más despobladas y son muchas las edificaciones, fábricas o granjas que van quedando vacías.

Entre 1996 y 2016, según los datos del Ministerio de Agricultura, desaparecieron en Galicia casi 50.000 explotaciones. De un registro de 123.470 se ha pasado a solo 48.476.

Ya no hay gente en los pueblos para cultivar huertas y se extienden los pastos que no requieren tanto trabajo y permiten ahorrarse los costes de comprar piensos para el ganado.

Esta combinación es propicia para los incendios. Una tierra dedicada a cultivos está más protegida contra las llamas. Sin embargo, se ha vinculado en muchas ocasiones la aparición de fuegos con el interés de algunos ganaderos de quemar extensiones de terreno para aumentar los pastos. De hecho, se llegó a prohibir por ley dedicar las tierras quemadas a pastoreo durante un mínimo de dos años.

También se ha elevado la superficie forestal en Galicia en los últimos 21 años, aunque el crecimiento ha sido muy pequeño: solo 3.100 hectáreas. Según el último anuario del Ministerio de Agricultura, con datos referidos a 2017, el 60 por ciento de la superficie de Galicia (1,8 millones de hectáreas) está cubierta por árboles, arbustos y matorrales.

Comunidades

Galicia es la cuarta comunidad autónoma que ha perdido más tierras de cultivo en este periodo. En todas las comunidades autónomas se redujo la superficie dedicada a labradío, pero con diferentes intensidades.

Cantabria se ha quedado sin la mitad de sus terrenos dedicados a cultivos (tiene un 56,8 por ciento menos en 21 años). Ha sido el caso más grave. En Asturias y Canarias se perdieron un 35 por ciento de estas tierras y, a continuación, ya se sitúa Galicia con un descenso del 29,5 por ciento.

Por el contrario, en otras autonomías el descenso ha sido mínimo. Es el caso de Aragón, donde los cultivos solo retrocedieron un 0,6 por ciento.

La Consellería de Medio Rural vigila los cambios de uso que se producen en las tierras, de manera que si se transforma un terreno agrario en zona de pastos o en una plantación forestal se debe pedir permiso a la Administración autonómica.

En todo caso, de las 377.200 hectáreas registradas como de cultivo, según el Ministerio de Agricultura, hay unas 22.000 que estarían desocupadas o sin labrar.

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