La factura que ha dejado la última década de crisis económica en la pirámide de edad de la población gallega es de casi 2.500 jóvenes menos de entre 20 y 39 años que se han marchado al extranjero o a otros lugares de España en busca de un mejor futuro laboral.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) entre el 1 de enero de 2008 y el primer día de 2018 el número de jóvenes de 20 a 39 años que emigraron desde alguno de los 313 municipios de la comunidad al extranjero casi alcanzan las 50.000 personas. Para ser más exactos, 47.105.

Casi dos tercios de esta diáspora (el 60,3%) es de extranjeros empadronados en tierras gallegas, 28.430 jóvenes, que llegaron antes de que en 2007 estallara la burbuja inmobiliaria y al quedarse sin trabajo hicieron las maletas rumbo al extranjero. El resto de esta emigración juvenil al exterior, 18.675 personas, tiene pasaporte español.

Durante este periodo de 10 años, el flujo de jóvenes que ha llegado a Galicia procedente del extranjero ha sido mayor. Suma un contingente de 52.220 personas. La práctica totalidad de ellos, el 83,2% (43.489) son extranjeros, mientras que los españoles apenas suman 8.731 personas. Es decir, han retornado casi el doble de los extranjeros que se fueron y menos de la mitad de los españoles que abandonaron la comunidad. La estadística del INE no ofrece el dato para conocer cuántos de los jóvenes que llegan desde el extranjero a la comunidad son retornados que vuelven tras trabajar en otros países.

Con las cifras anteriores, la diferencia entre la emigración al extranjero desde Galicia y la inmigración con destino a tierras gallegas desde otros países arroja un saldo positivo de 5.115 jóvenes de 20 a 39 años. Es decir, que en este grupo de edad hay menos gallegos que han hecho las maletas de los que han llegado a través de los movimientos migratorios. Eso sí, casi dos tercios son extranjeros.

Sin embargo, a este aumento de población causada por las migraciones exteriores hay que restar que la comunidad ha registrado entre 2008 y 2018 un saldo migratorio interior negativo. Las migraciones interiores son aquellas que se producen dentro de las fronteras de España. El INE no desglosa los flujos migratorios interiores, pero sí que ofrece el balance final. Y para la comunidad gallega es de 7.587 jóvenes menos. Esto supone que la población gallega de 20 a 39 años se ha reducido porque ha habido más jóvenes que se han ido a otras autonomías desde tierras gallegas de los que han llegado desde el resto de comunidades.

Este saldo migratorio interior negativo, al revés que el exterior, es nacional: 8.440 españoles son los que se han ido a otras comunidades, mientras el saldo migratorio interior de extranjeros es positivo (675 personas).

Ambos saldos, tanto el exterior como el interior, se traducen en que los movimientos migratorios causados por la crisis han restado desde 2008 a la comunidad gallega 2.472 jóvenes de entre 20 y 39 años. Este recorte en el censo es preocupante porque afecta a una de las franjas de edad más reducidas de la población gallega: la de los nacidos durante la crisis de natalidad que provoco la reconversión industrial de 1982 y que se prolongó hasta finales de los años 90.

La población que en 2017 estaba en el rango de edad que va de los 20 a los 39 años era la nacida entre 1978 y 1997, dos décadas de descenso acelerado de la natalidad gallega. Por contra, los gallegos que una década antes formaban dicho tramo de edad, los nacidos de 1968 a 1988, son más numerosos al integrar las últimas generaciones del baby boom de los años 60 del pasado siglo que se prolongó hasta prácticamente 1979.

Estas cifras explican que el grupo de entre los 20 y los 39 años se haya reducido en 208.740 personas en los últimos 10 años, un 26,2% menos. A nivel estatal, la caída ha sido de un 22,5%, tres puntos y medio inferior a la de Galicia.

La llegada con menos efectivos de este grupo a la edad de tener hijos (las gallegas tienen, de media, su primer hijo a los 31,5 años) es uno de los factores que explican que el declive demográfico de la comunidad se agravase en 2017 con poco más de 18.000 nacimientos frente a los más de 31.600 fallecimientos, lo que deja una tasa de 50 partos al día por 86 decesos. 2017 no fue una excepción y la cifra de alumbramientos volvió a caer, casi un 4% respecto al ejercicio anterior. Galicia suma ya un cuarto de siglo con más defunciones que nacimientos.

Las generaciones nacidas entre 1982 y 1998, que ahora tienen entre 20 y 36 años, son las más exiguas de las últimas cuatro décadas. La franja de entre 20 y 24 años se ha reducido un 28% en 10 años; la de entre 25 y 29, un 38%, y la de 30 y 34 años, un 32%.

Además, estas franjas de edad han sufrido con la actual crisis una segunda merma en forma de migraciones de jóvenes que huyen de la precariedad laboral: casi 50.000 personas.

Según todas las previsiones, en los próximos años va a continuar descendiendo el número de mujeres en edad de tener hijos. Demógrafos y sociólogos prevén que la natalidad siga cayendo en la próxima década por el efecto combinado de las reducidas franjas de edad de la población en edad fértil y el envejecimiento de la población. Es decir, al haber cada vez menos mujeres entre los 20 y 45 años, la natalidad seguirá bajando, aunque aumente el número de hijos por mujer.

Un posible freno a la caída de la natalidad es que la recuperación económica genere el suficiente empleo para que se produzca la llegada de nueva población a Galicia y que los jóvenes no se vean en la necesidad de emigrar.