José Ramón Iglesias Mazaira considera "impecable" su actuación con el aviso sobre el "brusco" cambio de velocidad en A Grandeira, la curva donde se produjo el siniestro del Alvia, que cursó año y medio antes del accidente y en el que advertía que "de no haber reducido previamente la velocidad nada se podrá hacer ya". El jefe de maquinistas de Renfe Operadora, formador de maquinistas, que sigue en el mismo cargo que desempañaba a finales de 2011, defendió ante la comisión que investiga el siniestro en el Congreso que utilizó los canales "adecuados" para trasladar su informe. "Lo que podía hacer lo hice", subrayó, y admitió que en su caso parece que cargaron contra el mensajero.

"Si no llegó más allá mi informe no fue debido a que mi actuación no fuera la adecuada, porque", alegó, "sí debió llegar a todos los departamentos relacionados con seguridad en la circulación de Renfe, quienes sí forman parte del máximo órgano de decisión en materia de seguridad", explicó durante su comparecencia y antes del turno de preguntas.

Iglesias Mazaira relató la génesis del aviso y cómo en el correo donde traslada la advertencia sobre la curva añade puntos nuevos tras "identificar un peligro desde el punto de vista de la conducta humana". En concreto, alude a la transición de ERTMS a ASFA y cómo esta requiere la "máxima atención". "Ocurre esa transición de velocidad en una zona de máxima atención y de riesgo por la citada transición de sistemas", advertía, y además pedía que se estudiase la posibilidad de implantar en la vía señales de limitación permanente.

En esa línea, apuntó que él abogaba por "recordar al maquinista donde estaba en cada momento". Para Iglesias Mazaira hay que tener siempre presente "el factor humano". "Si se hubiera puesto como se puso a posteriori la limitación a 80 por hora previamente a distancia de frenado", indicó, "habría un anuncio de esa limitación, lo que recordaría al maquinista en qué punto de la vía se encontraba" y sería además, dijo, el punto que le marcaría en la vía dónde tenía que empezar a frenar. "Eso era lo que intentaba que se hiciera", indicó ayer. A su juicio, y aunque las velocidades están recogidas en el libro horario, en ese punto, por las "particularidades" que se daban, le parecía "insuficiente".

Para Iglesias Mazaira, quien dedicó un "emotivo recuerdo a las víctimas", luego se pusieron balizas y "señales de limitación porque realmente harían falta". A su juicio, el siniestro se produjo por "mala suerte" y un "cúmulo de circunstancias", que "a lo mejor si en ese riesgo se hubieran puesto barreras quizás no habría ocurrido".

También quiso precisar cómo la respuesta a su advertencia no fue "incrementar" la formación a los maquinistas -en su caso de media distancia, porque él no tiene contacto con los conductores de larga distancia-, sino "intensificarla" y "especializarla". "No teníamos más herramientas", alegó. "Era lo que nos quedaba; nadie respondió a lo que yo planteé y entendimos que se consideraba algo normal", añadió. Así, dijo, se partió de la "recopilación de los puntos y situaciones de riesgo que se iban observando" y "que requerían una atención específica" y se "incidía" en ellos a los conductores. "Fuera por suerte o debido a esto, nuestros maquinistas no tuvieron ninguna incidencia relacionada con esta situación", dijo. A preguntas de En Marea concedió que si el ERTMS llegase a Santiago, la "supervisión" sería "absoluta". En todo caso, de estar activo, implicaría "un aviso más".

El jefe de Tráfico de Renfe Operadora, Nicolás Izquierdo, aseguró por su parte ante la comisión que, aunque era uno de los destinatarios del correo, no supo de la alerta trasladada por el jefe de maquinistas de Ourense y que sus funciones eran relativas a la "producción" y puesta en funcionamiento de los vehículos para la línea, y no de seguridad. Además incidió en que en las reuniones donde se abordó al menos una parte del correo que trata de problemas con una transición del ERTMS a ASFA no se habló de la curva y el superior de Iglesias Mazaira, José Luis Rodríguez Vilariño, "no comentó" su aviso.

"Aquellas instalaciones estaban dentro del orden y no vimos en aquel momento nada relevante", aseguró el cargo. En esa época, apuntó Izquierdo, "las curvas están indicadas con un cuadro de velocidades máximas y el maquinista tiene información y sabe cuáles son".

A su juicio, y tal y como defendió ayer, la línea entre Santiago y Ourense "era una línea segura", aunque la describió como "bastante compleja", dados sus "muchos túneles" y viaductos, y descartó que su puesta en servicio hubiese sido "precipitada", sino que "se hizo con tiempo". Asimismo, indicó que el tren pasó las homologaciones.

Por otro lado, las víctimas de la Plataforma Alvia 04155 trasladaron ayer a la comisaria de Transporte de la UE, Violeta Bulc, una misiva en la que le piden conocer el nuevo informe de la Agencia Ferroviaria Europea, en el que "hay una parte" sobre Angrois, y le preguntan si trasladó al ministro de Fomento, José Luis Ábalos "la necesidad" de una investigación independiente" del accidente. Las víctimas afirman que son dos compromisos adquiridos el pasado 26 de junio.

Esta plataforma y Apafas, que congrega a otros perjudicados, compartirán los actos convocados por los cinco años del accidente, trasladan de Apafas. Así, el 24 de julio a las once habrá está prevista una manifestación desde la estación de tren hasta el Obradoiro que incluirá la lectura de un manifiesto. También se celebrará una misa y un acto de homenaje a las víctimas en Angrois. El 25 tendrá lugar un encuentro familiar en el Xardín do Recordo en el Pazo Faramelo, en Rois.