El informe de la Policía Autonómica entregado al Parlamento sobre la ola de incendios de octubre apunta a que hubo un "cóctel meteorológico perfecto" en el que los fuertes vientos provocaron el desplazamiento de brasas a una distancia "de entre uno y cinco kilómetros", unido a las altas temperaturas y una sequía que provocó "la deshidratación de plantas". El estudio no analiza nada sobre incendiarios.