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Las consecuencias del déficit de precipitaciones

La sequia duplica la demanda de pozos para abastecer casas en Galicia

Medio Ambiente concedió medio millar de permisos el pasado año, más del doble que en 2014 -El pasado otoño se batió un récord con casi dos perforaciones al día

Excavación de un pozo en una explotación ganadera en Silleda. // Bernabé/JavierLalín

Galicia sufrió el pasado año una de las peores sequías de su historia. Pero este descenso de precipitaciones no fue un hecho aislado. Con el cambio climático todos los expertos vaticinan que lloverá menos, aunque cuando lo haga será con mayor intensidad. Y además los episodios de sequías extremas se repetirán con más frecuencia. Y esto ya se he empezado a notar en los últimos años en la comunidad gallega. El déficit de agua ha disparado los permisos para abrir nuevos pozos particulares en las casas. La Consellería de Medio Ambiente concedió dentro de la demarcación Galicia-Costa medio millar de autorizaciones el pasado año para hacer perforaciones en busca de agua en el subsuelo, más del doble que los solicitados hace tres años (en concreto, un incremento del 130 por ciento).

Los particulares que quieran abrir un pozo en su finca están obligados a informar a la Consellería de Medio Ambiente antes de iniciar los trabajos de perforación. La normativa permite a los hogares gallegos aprovechar las aguas subterráneas o procedentes de manantiales situados en el interior de sus terrenos. No podrá aprovecharse, sin embargo, el agua que nace en una finca distinta, ni superar un volumen de 7.000 metros cúbicos anuales. De ahí que necesiten un control de las captaciones. Si no se declaran estos aprovechamientos, Augas de Galicia podría imponer sanciones.

La sequía del pasado año situó a Galicia en una situación límite. Los embalses de abastecimiento quedaron bajo mínimos. Los concellos se vieron obligados a adoptar restricciones en el consumo de agua y muchos hogares sin conexión al abastecimiento municipal, más de 22.500, quedaron a merced del agua que captaban del subsuelo o de manantiales en sus fincas. Sin embargo, muchos de los pozos particulares, los de mayor antigüedad y, por lo tanto, menos profundos, terminaron secando. La única alternativa, en ese momento, era hacer nuevas perforaciones. Pero las empresas tienen listas de espera de más de un mes.

Las cifras de la Xunta confirman la necesidad de muchos hogares gallegos de captar agua para abastecerse. Y aunque el volumen de permisos se disparó en 2017, el incremento se aprecia ya desde 2014. En ese momento solo se autorizaron 211 pozos, al año siguiente la cifra aumentó a 292 y en 2016 se elevó a 367. Pero el récord llegó el pasado año, el de mayor sequía de las últimas dos décadas, con 498 peticiones.

Y fue sobre todo en otoño, entre septiembre y diciembre, que se superaron todas las marcas: 169 nuevos pozos, casi dos al día y eso sin contar a los permisos que correspondan a la cuenca de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.

Las lluvias de este año han permitido aliviar la extrema sequía que sufría Galicia y la Xunta ha levantado la alerta, salvo en las zonas de los ríos Limia, Sil bajo y Cabe. Aún así, el resto sigue en prealerta.

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