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El Gaiás, un sueño que tarda en despegar

Desde su apertura en 2011 la Cidade da Cultura acumula cerca de dos millones de visitas, cifra que la catedral supera cada año

Vista de la Cidade da Cultura, en el Gaiás. // Xoán Álvarez

A los cinco años, los niños empiezan a desarrollar muchas tareas de forma autónoma, lavarse los dientes, atarse los zapatos..., a la vez que comienzan a expresarse como adultos y mejora mucho su coordinación. Cinco años es tambien la edad de la Cidade da Cultura, si se cuenta desde la inauguración de sus primeros edificios, pero, a diferencia de los niños, el conjunto diseñado por Peter Eisenman y cuyas alabanzas cantaron en los circuitos artísticos internacionales se ha visto obligado a crecer de prisa, a reinventarse y a poner los pies en el suelo que da nombre al lugar en el que está construido (Gaiás, etimológicamente es suelo, tierra). Su concepción se remonta más atrás, al concurso internacional de ideas del que en 1999 salió elegido el proyecto del neoyorquino, aunque el parto fue complicado y polémico desde antes de poner la primera piedra, el 14 de febrero de 2001, en un acto simbólico del que pronto se cumplirán quince años.

Las obras iban a durar cuatro años y a costar 18.000 millones de pesetas, pero a día de hoy se han invertido 297 millones de euros (el 86% antes de 2011) y el conjunto sigue incompleto. Dos mordiscos entre la Biblioteca y el Museo, que encontrarán solo un remedio parcial en el Xardín das Palabras, recuerdan la decisión de la Xunta de 2014 de paralizar los edificios restantes, el Centro Internacional de Arte (donde irá el jardín literario) y el Centro de la Música y Artes Escénicas, que Fraga había imaginado como Palacio de la Ópera.

El exmandatario también había imaginado un efecto Guggenheim que tarda en llegar. De hecho, como conselleiro de Cultura, Roberto Varela proclamó ante la Cámara gallega en octubre de 2011 que "no se puede comparar la Cidade da Cultura con el Guggenheim", dado que "los edificios no están terminados y no tenemos una marca americana como tiene el Guggenheim". Entonces invitaba a "buscar esa marca entre todos".

El efecto Guggenheim, que recibe en Bilbao un millón de visitas por año, se resistió en 2012 y obligó a la Xunta a retrasar en su plan estratégico para el complejo el objetivo del medio millón a 2015. Aunque el proyecto está inacabado, la afluencia ha ido creciendo un 9,6% por ejercicio y el pasado se cerraba por debajo del listón marcado, con 479.418 visitantes, pero un 45% más que los 331.892 que estrenaron la ciudad y en línea con una tendencia creciente que suma ya en total 1,96 millones de visitas, cifra que la catedral a la que miraba Fraga supera cada año.

Desde el Gaiás ven el aumento "especialmente significativo" al producirse en un contexto de crisis, cuando los ciudadanos se aprietan el cinturón. Auguran que la cumbre del medio millón se alcanzará este año y que existe "un amplio margen" para seguir creciendo, porque las razones para acudir al Gaiás se multiplicarán tras la apertura del Bosque de Galicia, la inauguración de las áreas de recreo infantiles exteriores, los eventos de escala internacional, como el WOMEX, o la mejora de las conexiones con la capital gallega y la AP-9 (que figura en las previsiones de Fomento). Además, están echando el anzuelo a los peregrinos, con pantallas de información en el casco histórico, y los resultados, afirman desde el Gaiás, se están "comenzando a cosechar", ya que una cuarta parte del público del Museo es extranjero y otro tanto, español de fuera de Galicia. "Buena parte" de él procede de excursiones de agencias que incluyen al Gaiás en sus itinerarios.

En sus cinco años de vida se ha reformulado un proyecto cuestionado que derivó desde un grandilocuente enfoque cultural a un reparto del protagonismo entre cultura, tecnología y emprendimiento, lo que ha permitido dar respuesta, afirman desde la Cidade da Cultura, a la "demanda de utilidad" que planteaba la sociedad gallega al complejo. En esa línea, resaltan que estas nuevas perspectivas se han convertido en "claves" para la vida del Gaiás. De hecho, al emprendimiento se le dedica un edificio, con esa denominación, desde el que 200 empresarios se benefician de uno de los espacios de "fomento de la cultura emprendedora más activos" del norte de España, aseguran.

Porque el Gaiás, en el que Eisenman quiso traducir sin cortapisas las calles del casco histórico compostelano y el símbolo de la vieira, es ahora también un "entorno de trabajo". Para "optimizar" la obra la Xunta trasladó allí instituciones y servicios y 400 personas desarrollan su labor en el complejo: personal de la Fundación, Agadic, Real Academia Galega, Consello da Cultura de Galicia, Biblioteca e Arquivo de la Xunta o Amtega. Con esta última llegaron los centros integrales de procesamiento de datos de la Xunta, lo que supuso, según el Gobierno, un ahorro anual de 3 millones de euros que "permitirá amortizar el coste del edificio en 8 años".

Los responsables del Gaiás han hecho más números para contener el gasto. Paralizar los dos edificios pendientes ahorró 77 millones de euros, pero además se buscaron patrocinios privados, que sufragan, explican, "el cien por cien del coste de las actividades del programa cultural", 200 eventos al año, que reunieron en 2015 a 83.000 personas y en los que, aparte de avanzar en la "internacionalización de la cultura gallega", brillaron nombres como los de Björk.

La "atractiva" arquitectura de Eisenman sirvió de gancho para alquilar o ceder espacios a empresas y colectivos en 1.176 ocasiones, demanda que va en aumento, aseguran. En internet añaden, tampoco les va mal: 30.000 seguidores en facebook les hacen líderes de esa clasificación entre las instituciones culturales gallegas.

Habrá que ver cuál es el balance dentro de 800 años, el tiempo que le lleva de ventaja la catedral.

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