Lo de hacer las maletas para ocuparse es una alternativa a la que recurrir tanto en tiempos de bonanza económica como en una crisis. En el primer caso, por la existencia de una mayor oferta laboral entre la que elegir. En el segundo, más como opción irrenunciable, en busca de una oportunidad en territorios donde la actividad no se resienta. Pero en cualquiera de los dos casos, las cifras de movilidad laboral en España no son precisamente muy elevadas. Uno de cada tres trabajadores en el país no cambió de municipio de residencia desde su nacimiento, según el informe publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esa proporción alcanza casi a la mitad de los empleados en Galicia, una de las comunidades más reacias a la mudanza por motivos de contrato, incluso en aquellos que están desempleados.
De los 987.500 ocupados que había en Galicia en el primer trimestre, sólo 22.300 cambiaron de residencia en el último año. El 2,3% del total. Unos 17.000 lo hicieron dentro de la comunidad. Otros 3.300 procedían del resto del país y 1.800 llegaron desde el extranjero. La movilidad acumula dos ejercicios al alza. Un 14,2% más respecto al mismo periodo de 2014 y un 37% sobre 2013. Pero el volumen de trabajadores que dejan su lugar de residencia está todavía muy por debajo de los niveles que alcanzó en 2010, el primer ejercicio del que constan estas estadísticas. Entonces eran 35.000, por lo que la caída en estos últimos cinco años es del 36%. El mínimo se registró en 2013, con 16.300 empleados con mudanza de por medio.
La media nacional se sitúa en el 2,6% del conjunto de los ocupados. Además de Galicia, por debajo están Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana (2,5%); Asturias (2,3%); Navarra y Baleares (2,1%); Castilla y León (2,1,9%); País Vasco y Andalucía (1,7%) y Extremadura (1,6%), según los cálculos que el INE obtiene cono el cruce de la información laboral entre enero y marzo y los últimos movimientos del padrón. El porcentaje de trabajadores en activos que cambió de residencia en el último año alcanza el 3,6% en Madrid; el 3,4% en Cantabria; un 3,3% en Canarias; el 3,1% en Cataluña y La Rioja; el 3% en Aragón; y un 2,6% en Murcia.
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En la radiografía de los ocupados gallegos, 429.300 nunca variaron de emplazamiento. Alrededor de 66.000 llegaron a estar contratados en otra comunidad; 62.000 en otro país; y 430.400 sí se movieron entre concellos, aunque sin salir de la región.
Las comunidades en las que la movilidad se resiste a cuajar como una salida para conseguir un contrato o mejorar el actual son también las que aguantan una mayor cantidad de parados que no modificaron su emplazamiento. El 81,7% en Galicia en al menos los últimos cinco años. Una proporción prácticamente calcada a la media estatal, del 81,6%, y en la que influyen las altísimas tasas que se dan en Extremadura (88,55), Asturias (87,55) y, sobre todo, Andalucía (86,2%). En Baleares, en cambio, el número de parados que se mantiene sin cambios de domicilio en los últimos cinco años representa el 74,1% del total; el 75,7% en Aragón; un 76,6% en Navarra; el 77,6% en Cataluña; el 78,6% en La Rioja; y el 79,1% en Madrid.
Las tasas de actividad -que miden la cantidad de personas que están en edad de trabajar, quieren y lo consiguen- son más elevadas entre aquellos que se mudaron en los últimos tres años. Alrededor del 70%, frente a la media del 53,5%. También entre ellos se da el mayor índice de paro. El 32,9% en los que se trasladaron el último año y el 27,2% entre los que llevan residiendo en su lugar actual entre uno y tres años. En esos altos porcentajes hay que tener en cuenta que entre los que se mueven no tiene peso la población inactiva.
