"El margen que te dan es mínimo, pero se agradece". Xosé Lois trabaja en San Caetano, en el Rexistro Xeral de la Xunta, y desde febrero está acogido a la flexibilidad horaria. La razón principal para acogerse a esta modalidad es la "tranquilidad" de no tener que someterse a unos horarios estrictos y arriesgarse a que "si algún día llegas tarde, por algún percance en la carretera, o cualquier circunstancia, pues recuperas las horas y evitas que te lo quiten del sueldo".
Aunque por la semana reside en Santiago se tiene que desplazar todos los fines de semana a Ferrol, donde vive su familia. "Los viernes salgo antes, a las 14:30 para poder estar con mis hijos en las actividades deportivas en las que participan. Antes andaba con prisas y a veces ni me daba tiempo a comer", explica.
Y los lunes entra a las nueve de la mañana, en lugar de a las 7.45, lo que le da más tiempo para desplazarse de Ferrol a Santiago. Luego recupera las horas por la semana. "Tienes todo el mes para completar la jornada laboral", explica.
¿Pero quién controla que, al final, el empleado público trabaja las horas que debe? Según explica Xosé Lois, se hace, a través del sistema Kronos. "Es una tarjeta que metes en el ordenador, te identifican y pueden controlar y verificar que estás en el puesto de trabajo. No vale con que metas la tarjeta y te vayas", explica.
Para llevar cuenta de las horas que les quedan pendientes de trabajar durante la semana, las anotan en "una hoja de cálculo". En opinión de Lois, la flexibilidad horaria se podría mejorar. "Podrían dar la opción, por ejemplo, de aprovechar días libres para recuperar horas", propone.