El fenómeno de la emigración en Galicia se ha acentuado en el segundo semestre del pasado año. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ya había avisado en su primer avance, con los datos de enero a junio, que el éxodo poblacional cogía vuelo en 2013 y dejaba cortos los registros de años anteriores. Con el ejercicio cerrado, los datos son contundentes. Cada día abandonaron la comunidad gallega 84 personas, o lo que es lo mismo, durante el pasado año dejaron Galicia nada menos que 30.709 personas, de los que 10.300 eran extranjeras. Por contra, se redujo el flujo de entradas y quedó en 27.876 el número de personas que fijaron su residencia en Galicia -10.000 de ellas extranjeras-.

Pero quizás más importante que las cifras es el cambio de tendencia que experimentan los movimientos migratorios en la comunidad. En años anteriores también había emigración, pero la pérdida de población por este motivo se compensaba con la incorporación de un número superior de inmigrantes o españoles que vivían en otros países. Sin embargo, esto ha cambiado en 2013 y por primera vez se van de Galicia en términos absolutos más personas de las que llegan, por lo que se producen un saldo negativo de -2.833. Esto no pasaba con anterioridad.

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Como ejemplo vale lo que sucedía en el último ejercicio de bonanza económica antes de que golpeara la crisis. En 2008 la diferencia entre emigrantes e inmigrantes era de 17.810 a favor de los últimos. En 2009 se bajó a poco más de 10.600 y a partir de ahí, ya con la recesión dejando notar su efectos, la distancia se fue recortando, pero siempre registrando un saldo positivo, con más personas viniendo a Galicia que abandonándola. Y así fue hasta 2013, cuando se entró en números negativos.

La causa directa es obvia. El flujo de inmigrantes -ya sean extranjeros, gallegos retornados u otros españoles- ha ido decreciendo, mientras que aumentaba la cifra de residentes en Galicia que salen fuera en busca de una mejor oportunidad. Así, de las 25.000 personas que emigraban en 2009 o 2011, ahora el número se acerca a los 31.000.

¿A dónde se van? Según el INE, que determina los movimientos migratorios en función de las altas y bajas en los padrones municipales, en su mayor parte (19.970) optan por fijar su nueva residencia en otra comunidad autónoma, mientras que 11.739 se van a otro país.

¿Y de dónde vienen? Pues también en su mayoría (18.608 personas) de otros puntos de España, mientras que del extranjero proceden 9.268 -casi 2.500 menos que las que se marcharon-.

El caso es que Galicia pierde población de todas formas, ya sea en el movimiento migratorio interior (solo contando España) o el exterior, y no porque los extranjeros vuelvan a sus países, sino fundamentalmente porque son más los españoles los que deciden dejar Galicia. De hecho, de la comunidad se fueron 2.237 nacionales más de los que entraron, por los 596 extranjeros, para conformar se saldo negativo global de -2.833.

También resulta significativo que frente a los 2.918 españoles que residían en el extranjero y el pasado año se empadronaron en Galicia, casi 5.000 residentes en la comunidad gallega hicieron las maletas para irse al exterior.

En el conjunto de España, el saldo migratorio también resulta negativo, en este caso como ya había sucedido en el año 2012, pero con la diferencia de que sus efectos se multiplicaron sensiblemente. Así, de un descenso de 6.534 personas por la mayor magnitud de la emigración, ahora se ha pasado nada menos que a una caída de 111.153, que en un 60 por ciento se corresponde únicamente con el flujo de extranjeros que han decidido dejar España para probar fortuna en otras fronteras.