El hermetismo se instalaba ayer en la parroquia de Burgueira, en el municipio de Oia, donde reside Antonio Rodríguez Giráldez, el pastor acusado del incendio que arrasó 1.800 hectáreas de monte en Oia y O Rosal. Los pocos vecinos que accedían a hablar del asunto lo defendían. Mientras la Guardia Civil confirmaba que el segundo fuego más grave del año en Galicia había sido intencionado y que su promotor pretendía regenerar los pastos en la zona en busca de alimento para sus 160 ovejas, sus amigos desmentían las conclusiones de la investigación. Solo uno de ellos, Camilo González Giráldez, guardia forestal en la zona y familiar "lejano" del arrestado, lo hacía abiertamente. "Es imposible que fuese él; yo lo vi cuando se inició el incendio. Estaba en una finca a unos 4 o 5 kilómetros del lugar donde prendieron las llamas", aseguraba ayer.

"Ha tenido que ser un error", coincidían algunos de los habitantes del barrio de Bonaval, en la parroquia de Burgueira, donde reside el ganadero que quedó en libertad con cargos imputado por un delito de incendio con peligro para la integridad de las personas. La mayoría mantiene el hermetismo sobre lo ocurrido.

Pero el Juzgado de Primera Instancia Número 2 de Tui, encargado del caso, mantiene la imputación del hombre. La investigación realizada por especialistas de la patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Tui en colaboración con la Consellería de Medio Rural de la Xunta ha detectado presuntas contradicciones en las tomas de declaración realizadas al pastor y a sus allegados, que no pudieron concretar el lugar exacto en que el detenido se encontraba cuando se originó el fuego y mostraron diversas versiones acerca de lo ocurrido entre las 18.00 y las 19.00 horas del 26 de agosto, momentos en que se declaró el incendio.

Más de una veintena de personas prestaron testimonio ante los agentes. Algunas de las manifestaciones, recalca la Guardia Civil, dejaron constancia de que el imputado se había interesado por los horarios de vigilancia de las brigadas forestales de la Xunta y expresado su malestar por el exceso de maleza en la zona, por el perjuicio para su ganado.

Las pesquisas han permitido determinar el punto exacto en el que se inició el fuego, en unos matorrales de la pista que une Burgueira con el Alto de A Pedrada. Los expertos concluyen que fue intencionado y apuntan a que se habría iniciado aplicando solo una llama directa sobre el terreno, sin ningún otro tipo de dispositivo más sofisticado.

Las hipótesis sobre el móvil se centran en que la intención de su presunto autor, una persona conocedora de la zona, era regenerar los pastos del entorno. En este sentido, el instituto armado destaca que existen otros focos previos registrados tanto en Burgueira como en otras parroquias de Oia, con la misma finalidad y similares características.

Pero los argumentos de la Guardia Civil no convencen a Camilo González que, además de prestar servicio como vigilante forestal es concejal de Medio Ambiente en Oia y preside la comunidad de montes de Burgueira. "Son excusas", repetía ayer. "Está claro que el Seprona quiere colgarse galones. Hay que buscar un culpable porque existe presión social en relación a los incendios", sentenciaba ayer, muy molesto por los "perjuicios" que "se le han causado" a su vecino, que está en tratamiento por depresión.

El vigilante se encontraba de día libre cuando se originó el incendio. Asegura que a las 18.45 fue con su mujer a recoger hierba en un terreno y que, a su regreso, a las 19.00, "Antonio estaba con sus ovejas en una finca de A Rocha, a 4 o 5 kilómetros del lugar del incendio. No le habría dado tiempo de ir a prender el fuego y regresar", relata. El único acceso a la cima donde se iniciaron las llamas es una pista forestal que presenta dificultades para los vehículos ordinarios, recuerda el guardia forestal.