Las ventajas de internet son indiscutibles: no hay fronteras y desplazarse con un ratón a través de una web resulta para algunos más cómodo que caminar hasta una tienda física para adquirir un producto. Incluso la ropa, que parecía estar asociada a una visita previa al probador, ha sucumbido al mercado virtual.

Además, las asociaciones de comerciantes de Galicia y sus propios miembros se han dado cuenta de que si el usuario de su barrio tiene que rascarse el bolsillo más de lo que le gustaría por la crisis, una buena conexión ADSL puede ampliar su cartera de clientes actuando como un embajador de sus productos o servicios. De hecho, la penetración de la alta velocidad tiene mucho que ver con que cada día más gallegos se animen a realizar compras online.

Según el Instituto Galego de Estatística el 18 por ciento de los gallegos mayores de 16 años recurre a internet para realizar algún tipo de adquisiciones, cuando diez años antes ese porcentaje era solo del 1,37 por ciento.

Según datos de un estudio de Ecommerce Europe, el comercio electrónico facturó en Europa en 2012 más de 311.000 millones de euros en comercio electrónico durante 2012, de los cuales correspondieron a España 13.000, solo superada por Reino Unido, Alemania y Francia. Además, auguran que en 2016 la cifra se duplicará.

De momento, todos los que han sucumbido a la tentación aconsejan seguir su ejemplo. Porque, qué mayor argumento puede haber que el hecho, subrayan, de que "hay que estar en internet". No obstante, los últimos datos, publicados por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, advierten que cuatro de cada diez euros que los españoles gastan a través de la red van a parar a marcas y empresas en el extranjero.

Central Librera - Ferrol

La crisis se ceba con el comercio ferrolano. Se multiplican los negocios "de toda la vida" que bajan las persianas para siempre. En ese contexto, establecimientos como Central Librera, que llevan más de medio siglo -y tres generaciones familiares- facilitándoles la vida a lectores y padres de niños en edad escolar de la ciudad, se dieron cuenta del potencial de internet hace ya una década. Como explica Alberto Justo, su propietario, "con la crisis hay que diversificarse. Es raro el negocio que hoy no tenga algo, aunque sea solo una web". Además, "Ferrol depende mucho del sector naval y, como no hay contratos, la crisis se agudiza, así que hay que buscar clientes fuera".

Ese "fuera", en su caso, es todo el mundo, ya que provee de libros, en papel o electrónicos, incluso descatalogados, a aquellos rincones del planeta -sobre todo a España, en un 80% de los casos, o la UE- "con los que hay convenio postal", incluso a Japón, donde algún aficionado a la gaita se pasea por sus anaqueles virtuales en busca de libros de música. Los que más se animan son los jóvenes. "La gente de más edad tiene menos experiencia en navegar", dice.

Uno de cada cinco euros que factura proceden de la venta online a través de centrallibrera.com. "Es una ayuda a la tienda física, pero tener el negocio de verdad, con una dirección real, también da más confianza a la gente a la hora de comprar", reflexiona. Gracias a eso, asegura con optimismo, van "capeando el temporal".