Al mismo ritmo del freno en la actividad, el mercado laboral se asfixia. Son 41.311 puestos de trabajo a tiempo completo los que perdió Galicia el pasado año, según Estatística. De 1,014 millones de empleados al cierre de 2011 a 959.596. Un 4,1% menos.

En aquellos sectores con peor comportamiento en general para el PIB los datos son todavía peores. De ahí que en términos relativos, la caída de la ocupación se dipare al 16,6% en la construcción en comparación el ejercicio anterior y de un 6,8% en la industria.

Porque ambas son también las ramas de actividad más lastradas por la recesión, con descensos el 4,1% y del 1,3% en su aportación al PIB autonómico. Sin embargo, el foco de atención se pone también el sector servicios, que genera casi el 60% de la riqueza en la comunidad y que el pasado año sufrió una caída del 1%. Especialmente llamativa es la evolución en el comercio, transporte y hostelería, donde llega al 2,5%, y en comunicaciones, un 2,8%.

Cualquiera de los indicadores que están vinculados al PIB sirven de termómetro para los analistas a la hora de marcar un posible antes y un después en la grave situación de la economía. Pero hay uno al que miran con un mayor interés, en tanto puede señalar la confianza empresarial y la evolución que la actividad marcará en el medio plazo. Es la llamada formación bruta del capital, un complicado término para algo más sencillo. La inversión.

El capítulo suma los activos fijos materiales, con gasto en construcción y bienes de equipo, y los inmateriales. Con un recorte en el caso de Galicia el pasado año del 5%. Un resta y sigue, porque los números rojos son una constante desde 2008, cuando la inversión se redujo un 3,9%. En 2009 llegó al 22,1%, un 7,2% en 2010 y un 4,2% en 2011.

Ni la balanza comercial se libró de la recesión, cun una mayor caída entre el saldo de las importaciones de bienes y servicios (7,9%) que las exportaciones (5%).