El capitán del Prestige, Apostolos Mangouras, admitió ayer que varios tanques de lastre del petrolero tenían "corrosión", aunque descartó que "afectasen a la seguridad" del buque. "Cuando un capitán se sube a un barco no sabe los problemas que tiene. Los conoce durante los días siguientes cuando está en alta mar", reconoció. La rotura de estos tanques de lastre, que son compartimentos que se rellenan de agua para estabilizar el barco, fue la que originó el boquete que terminaría por provocar el hundimiento del Prestige.

Pese a la insistencia del fiscal especial de Medio Ambiente de Galicia, Álvaro García, Mangouras explicó que no examinó "nada de la documentación sobre las condiciones del barco", cuando se hizo cargo de él el 19 de septiembre de 2002, dos meses antes de producirse el accidente.

El mismo día que se cumplía el décimo aniversario de la catástrofe que supuso el vertido de unas 60.000 toneladas de fuel -de las casi 77.000 que llevaba-, se reanudó el juicio con el primero de los tres días previstos en los que declarará el capitán del Prestige. Fueron cuatro horas de un intenso interrogatorio por parte del fiscal en las que le realizó más de 300 preguntas. A requerimiento de la defensa, el juicio se detuvo transcurridas las dos primeras horas para que Mangouras, de 77 años, pudiese descansar.

Durante la primera parte del interrogatorio, la mayoría de las respuestas fueron muy cortas, aunque no evasivas, y en la segunda se alargaron un poco más, sobre todo cuando llegó el turno de responder a las preguntas sobre lo que ocurrió entre el 13 y el 19 de noviembre de 2002 frente a las costas gallegas.

Pese a los diez años que han pasado desde que se produjo el incidente, el capitán sorprendió por su buena memoria al recordar numerosos detalles. Reconoció que sí había corrosión en los tanques de lastre, pero no concretó por qué no lo citó en un informe que realizó el 30 de octubre de 2002 en el que garantizó que no había "defectos" y que estaban "en buenas condiciones".

Ante la insistencia del fiscal, precisó que no estaba "capacitado" para determinar el grado de corrosión que tenían los tanques y que, como capitán, "no podía intervenir en las tareas de mantenimiento".

Mangouras, para quien la acusación solicita una pena de 12 años de prisión por atentado contra el medioambiente, daños y desobediencia, insistió en que cuando asumió el mando del barco, el 13 de septiembre de 2002, "desconocía" el estado del buque y que sólo realizó algunas inspecciones de los tanques, aunque recordó que había superado varias inspecciones reglamentarias.

Sí confirmó, por el contrario, que no leyó, antes de asumir el control del Prestige, el libro de navegación del anterior capitán en el que, según la Fiscalía, se advertía de la existencia de deficiencias en el barco. "Si hubiera falta de seguridad, el jefe de máquinas me lo habría notificado", se excusó.

Además, el imputado contestó con un "no recuerdo" al ser preguntado sobre si estaba informado del fax, de octubre de 2002, remitido por el anterior capital del Prestige, en el que se advertía de que había que "tener un especial cuidado" en la comprobación del casco del buque.

"Nada ponía en riesgo la seguridad del barco. El buque podía navegar. Nada afectaba a la seguridad del barco o de la maquinaría", insistió. En su opinión, es "normal" que en este tipo de buques "los tanques de lastre sufran mucho", aunque añadió que no detectaron "daños".

El capitán del buqué negó que supiera que el Prestige tuviera prohibida la entrada a puertos como los de Estados Unidos, Israel, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda, Cuba, Irán, Irak, Líbano o Finlandia.

Al comienzo del juicio, y a preguntas del tribunal, Mangouras avanzó que no iba a responder a al medio centenar de abogados personados en la causa y que solo iba a aceptar contestar al Ministerio Público, a la Abogacía del Estado y de la defensa, así como a los letrados de las entidades consideradas responsables civiles, la aseguradora London Steam-Ship y el Fondo Internacional de Indemnización de daños por la contaminación de hidrocarburos. Para ello, alegó su "edad avanzada", 77 años.

Respecto a la tripulación, Mangouras negó que carecieran de los "certificados adecuados" para navergar y aseguró que no recordaba si había tripulantes que cobraran sueldos por debajo de los 300 euros.