A las 11:40 horas Julio Fernández Gayoso y Mauro Varela firmaron las escrituras de fusión de Caixanova y Caixa Galicia. Mañana se inscribirá en el Registro Mercantil y comenzará entonces a funcionar ya como una entidad única con unos objetivos muy claros: ayudar a vertebrar el país, promocionar el tejido empresarial, relanzar las inversiones, combatir la crisis o formar parte de las soluciones a los problemas de Galicia. "Desde la implicación con el entorno contribuiremos al desarrollo y la prosperidad de Galicia, renovando nuestro compromiso de siempre con esta tierra, aplicando los más exigentes conceptos de buen gobierno corporativo desde la óptica de seguir siendo una caja de ahorros referente y líder financiera y social de Galicia", declaró en su intervención Fernández Gayoso, que ocupará la presidencia de la caja única durante el primer año y medio de funcionamiento.

"Es un día histórico para Galicia. Con esta firma se cierra la mayor operación empresarial de la comunidad", destacó Gayoso, quien situó la nueva entidad como la quinta caja de ahorros más grande de España por volumen de activos. Como desgranó el presidente de Caixanova, la caja única gallega va a gestionar una volumen de negocio de 108.000 millones de euros y 3,1 millones de clientes, va a ser la entidad líder en las cuatro provincias gallegas con una cuota de mercado del 45% y dará cobertura al 99% de la población; y además será la caja de ahorros más internacionalizada, pues tendrá oficinas en trece países de Europa y América.

Todo ello permitirá fortalecer el sistema financiero autóctono, "un pilar fundamental para el desarrollo económico a través de sus empresas, familias y organismos", pero también, añadió Gayoso, ser una entidad más grande, eficiente y solvente que facilite la obtención de financiación en los mercados mayoristas.

Esto no significa que se margine la obra social ni la promoción cultural. "No sólo será una obra social de referencia, sino que lo será más eficiente, diversa, plural y especialmente comprometida con la economía de Galicia y los más necesitados", comentó Gayoso.

La escritura se firmó en el Centro Galego de Arte Contemporáneo de Santiago y la presidió el titular de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Como testigos estaba una amplia representación de los sectores económico, político, empresarial y sindical de Galicia. También hubo ausencias, como la del BNG, la CIG o los alcaldes de Vigo, Pontevedra y Ferrol. El regidor olívico, Abel Caballero, declaró que en la ciudad están "inmensamente felices" porque "Vigo ganó y el señor Feijóo y los poderes fácticos del Norte perdieron", y que no pudo asistir a la firma porque tenía un pleno municipal. En este sentido, insinuó que Feijóo "tuvo algo que ver" en la elección de la fecha y su coincidencia con el pleno.

Mauro Varela, quien presidirá la entidad en el segundo turno, también destacó el compromiso de mantener la naturaleza jurídica de la caja como tal. Esto es, escapar de su posible conversión en banco y dejar a la obra social y los créditos a los sectores más desfavorecidos en un plano secundario.

Y al igual que Gayoso, ambos tuvieron palabras de agradecimiento para el equipo que negoció la fusión y para el ex director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, a quien el proceso de integración situó fuera de los órganos de decisión. "Quedará como referente esencial en la historia de Caixa Galicia", dijo Gayoso.

Mauro Varela insistió en que la voluntad de la caja única es "jugar un papel protagonista en el futuro de Galicia", mejorando la economía con créditos, inversiones sociales y empresariales, apoyando a las familias y elevar la categoría de líderes en su rama todos los sectores productivos que se pueda. "La nueva caja nace combatir la recesión", aseveró.

El copresidente de la nueva caja admitió que afrontan con "preocupación" el futuro por la marcha de la economía, pero aseguró que esta circunstancia les empuja con fuerza a mejorar la gestión con solvencia y mano firme. También reconoció que las dos cajas tenían otros proyectos, pero que entendieron que la mejor solución era afrontar la crisis y el coste de la fusión. De no ser así, dijo, de lo que se hablaría ahora sería del "coste de la no fusión" y su significado: la pérdida del 3% del PIB gallego, de la oportunidad de contar con una caja gallega y del segundo patrimonio sociocultural más importante de todas las empresas españolas.