No sólo los trastornos de personalidad, los problemas psicológicos o las imprudencias a la hora de quemar rastrojos, organizar una barbacoa en el campo o tirar una colilla redujeron a ceniza miles de hectáreas. Detrás de dos de cada diez incendios registrados en Galicia se esconden intereses económicos. La voz de alarma la dio ayer el fiscal superior, Carlos Varela, al hacer público un estudio sobre el perfil psico-social de los incendiarios en la comunidad que analiza un total de 138 incendios e incluye entrevistas a 207 detenidos. Según el informe presentado ayer en A Coruña, el 17,9% de los incendiarios entrevistados por psicólogos de la unidad técnica de la Policía Judicial se echaron al monte con un claro objetivo: “Obtener un beneficio económico”, apuntó Varela. Entre los motivos por los que este grupo provocó un incendio forestal, el fiscal superior apuntó posibles cambios de uso del suelo, ya que algunos fuegos acabaron favoreciendo recalificaciones, o incluso lograr un contrato para luchar precisamente contra ellos

El informe elaborado por agentes judiciales de la Guardia Civil tras la ola de incendios de 2006 en Galicia es el único realizado hasta el momento en España y el segundo a nivel mundial, tras el de Portugal. Su objetivo, según Varela, es ayudar a “identificar” a los posibles autores de un incendio forestal y mejorar las medidas de prevención en la lucha contra el fuego.

Causas. Solo el 7% de los incendios registrados en Galicia son provocados por pirómanos. Las imprudencias por prácticas tradicionales como puede ser la quema de rastrojos causa casi un 24% y más de un 25% fueron ocasionados por barbacoas, colillas mal apagadas o pirotecnias. Además, el 17,9% persiguen la obtención de algún beneficio, ya sea urbanístico, económico o ganadero, y un 5,1% pretenden causar daño a terceros. Y lo que más preocupa a la Fiscalía gallega: el 20% de incendios provocados por personas con problemas psicológicos que no tienen motivación aparente alguna. “La motivación más peligrosa en los incendios es la falta de motivación aparente. Es difícil prevenir incendios que obedecen a estímulos internos o a reacciones de circunstancias o del momento”, alertó Varela. Al 5,8% de los restantes incendios no se le encontró causa

Salud. Casi tres de cada diez detenidos cuentan con una historia de tratamientos psicológicos o psiquiátricos debidos al diagnóstico de trastornos de personalidad (7,2%), depresión (6,5%) o trastornos psicóticos (3,6%). Aunque la mayoría no son proclives al “abuso de sustancias” (78,3%), en el caso del alcohol sí se percibió un consumo excesivo en el 18 por ciento de los casos.

Residencia y periodo. El 80% residen en la misma localidad donde se produce el fuego. Y la gran mayoría residen en el rural (85,5%). Los autores prefieren los días laborables para prender fuego al monte (79%) y el verano, que concentra el 65,2%, e incluso el último trimestre del año (20,3%).

Nivel educativo y actividad profesional. Seis de cada diez implicados en un incendio forestal en la comunidad son analfabetos o tienen estudios elementales, según revela el informe de la Guardia Civil. En cuanto a la actividad laboral del detenido en el momento del incendio, el 18,8 por ciento estaba vinculado al sector de la construcción, a la actividad ganadera un 15,2% y a servicios el 11,6%.