Javier Sánchez de Dios / santiago

¿Hay ahora mismo una amenaza real sobre el comercio gallego procedente de Extremo Oriente, de China sobre todo, o para ser más exactos, de la competencia de los productos orientales?

- xosé bangueses.- Bueno, hay una competencia difícil. Yo no hablo de amenaza, sino de competencia. Y esta competencia se concreta en precios, en oferta, en modelo comercial, etcétera. ¿Qué sucede? Bueno, pues que esto es una ola muy importante que está afectando a todo el mundo, que procede de Oriente, y específicamente de China, con unas características determinadas, y que compite con el modelo europeo que nosotros defendemos. Y si se produce mucho más económico, si las ofertas y la situación laboral en Europa es menos competitiva, esto -entendido así- supone una amenaza de futuro, pero insisto: prefiero emplear otros términos.

-Ángel b. tahoces.- A mí me parece que el comercio oriental plantea una competencia amenazante, hay que ponerle indiscutiblemente ese apellido, porque un cierto peligro es indiscutible sí que existe. ¿Por qué? Pues porque está demostrado que por cada establecimiento oriental que abre en Galicia se cierran dos de tipo tradicional. Concretamente en Vigo los comercios especializados en calzado y vestido suman casi un millar. Creo que el cuarenta por ciento está amenazado por este flujo oriental. Aunque hay que tener en cuenta que la amenaza contra el comercio gallego procede también de otros sectores, no es sólo oriental.

-celestino criado.- La experiencia sindical demuestra que existe una competencia amenazante. El comercio chino se extiende y sí esta amenazando al comercio gallego, sobre todo en lo laboral. Y hay una competencia laboral desleal: no se cumplen las reglas, se las saltan a la torera. Y aunque es verdad que para el pequeño comercio hay otras amenazas, es vidente que ésta lo es. Creo que esta Xunta lo está regulando bastante bien, pero sí que hay una gran amenaza, que además es desleal. Y, repito, resulta especialmente lesiva para los intereses de los trabajadores porque no se cumplen las reglas del juego europeo en salarios o seguros.

-Muchos consumidores, por precio, acuden a esos comercios. ¿Cómo se afronta ese reto?

-bangueses.- Como gallegos entendemos bien la emigración, y respetamos que cualquier ciudadano del mundo pueda venir e instalarse aquí para ganarse la vida. Dicho eso debo añadir que el problema de las empresas y los comercios chinos es que no respetaron las tradiciones y normas de este país y entran a saco, sin respetar los horarios, los cierres a mediodía, etcétera, una serie de conquistas sociales que a los pequeños comerciantes nos costó mucho conseguir, entre ellos también el descanso dominical. A partir de ahí recuerdo lo de que "donde fueres haz lo que vieres" y, segundo, la Xunta debe obligar al comercio oriental a cumplir las mismas reglas que los demás. En materia de normas, en materia de leyes e incluso de mostrador, con los tiques de compra, etcétera.

-tahoces.- No es una papeleta sencilla de resolver. Primero porque intervienen varias administraciones. Primero la Xunta, que sí ha dado pasos, entre ellos la Ley de Horarios Comerciales que impide, por su extensión, a este tipo de establecimientos estar abiertos casi "de guardia" todos los días todas las horas. Y está la Administración del Estado en materia de inspección de trabajo, porque los bazares tienen que cumplir las reglas del juego, desde la perspectiva legislativa y la humanitaria. Hay seres humanos viviendo en condiciones de explotación, que además le da ventaja a esos establecimientos. Y finalmente está la administración local, que debe llevar un seguimiento pormenorizado del cumplimiento de las normas. Y todas ellas deben coordinarse para actuar de una forma eficaz.

-criado.- Es cierto que una parte de las soluciones son difíciles de aplicar porque faltan medios en las diferentes administraciones. Y quiero dejar claro que desde UGT hemos exigido a las consellerías, al ministerio y a los concellos, incluso a Emigración, que se apliquen las normas vigentes. Y creo francamente que deben establecerse una serie de prioridades para la Administración, una de ellas los bazares chinos: no cumplen los contratos, ni se cobran los salarios que se especifican en nómina, incluso se contrata gente para formación pero luego no se da, etcétera. Y todos los años lo estamos pidiendo, porque luego se ve que los bazares no son bazares, sino en la práctica actúan como pequeños supermercados y prácticamente ninguno cumple la ley. Aunque nos consta que la inspección actúa y sanciona.

-Pues el hecho cierto es que cada año el problema aumenta...

-bangueses.- Es que existen una serie de factores que hay que tener en cuenta para explicar ese boom: los precios de los productos que vienen de China son enormemente competitivos, no pasan los controles de calidad, pero esos productos y sus condiciones laborales generan un enorme margen de beneficio que hace atractiva su apertura incluso a pesar del riesgo de sanciones. Un trabajador chino en su país cobra diez mil pesetas al mes y aquí diez veces más, por lo menos. Contra eso no se puede competir, por lo que hay que exigir. Y no es una persecución -insisto: que quede claro- pero tenemos que competir en igualdad de condiciones. Y de ese modo habrá menos aperturas, seguro. En igualdad de condiciones hacemos frente a las grandes superficies y los fenómenos nuevos como las cadenas comerciales.

Criado.- Bueno, vamos a ver, me parece que el mejor modo de impedir la proliferación de este tipo de competencia es, efectivamente, la aplicación de la ley, y así evitaríamos un problema que, más que político, es social. Como sindicato nos corresponde reclamarlo, y como he dicho ya, en general, la actuación es razonable; y también como sindicato a veces las respuestas que nos dan no nos satisfacen, pero insistimos. Es una tarea conjunta, como se ha dicho también, de las administraciones, porque la Inspección de Trabajo debe abrir expedientes, la Xunta vigilar el cumplimiento de las normas, y los concejales también. E incluso la Policía, porque se ha hablado aquí de la introducción de mercancía ilegal. Hay mucha gente implicada y, sin duda, hay que actuar conjunta y coordinadamente.

-tahoces.- Una locomotora no se puede parar con las manos. En el año 2005 en Galicia había 79 bazares chinos, en 2006, 145. El incremento va en progresión geométrica, y este panorama no es del gobierno anterior o de éste, es reciente. La globalización nos afecta a todos y hay que ser conscientes, pero el remedio no es pedirle al ciudadano un comportamiento heroico, que controle y que denuncie. Pero los ciudadanos deben entender que el fin no justifica los medios y que el precio barato no lo legitima todo, y no se debe consumir donde no se respetan las reglas y se explota a seres humanos. Y que no se me entienda mal: dejo a salvo con la prudencia necesaria todos los derechos legítimos de los ciudadanos que han venido a ganarse la vida aquí. Pero que deben cumplir las reglas.

-bangueses.- Yo también quiero decir que las denuncias en condiciones, bien argumentadas y presentadas, salen y son atendidas. Quizá nosotros, los representantes de la patronal, tenemos que aprender a plantear mejor las cosas, pero lo cierto es que las denuncias planteadas por cuestiones estructurales se atienden; en el tema social ya no nos metemos tanto, pero en lo que exigimos a la Administración, ésta nos atiende. Aunque hay que conocer el procedimiento, y sobre todo hay que tomar una serie de decisiones para controlar, por ejemplo yendo a un bazar chino en domingo, etcétera.

- tahoces.- El ciudadano consumidor tiene que ejercer de manera efectiva sus derechos. Sin duda alguna. Pero además de ser el ciudadano consumidor, tiene que ser sobre todo ciudadano. Y los ciudadanos saben perfectamente, y se percatan con claridad, de cuando un comercio cumple la norma y cuando no, es algo que se percibe claramente. Igual que se percibe cuando hay una situación de explotación. En definitiva, es importante que el ciudadano no se mueva única y exclusivamente por el precio, y tenga en cuenta otras consideraciones, entre ellas el apoyo a quien cumpla escrupulosamente la ley.

-criado.- A mí me parece que el que una persona vaya a un bazar chino no resulta nada de particular, siempre y cuando tenga en cuenta que aunque el precio puede ser competitivo parece exigible que el producto tenga garantías, sea homologable y cumpla la ley. Y yo creo que una gran parte de los bazares chinos no está cumpliendo ese requisito imprescindible. Y estoy de acuerdo en lo que se ha dicho: que se percibe la ilegalidad y la falsificación, y por tanto no se debe actuar solamente con el precio. Hay que tener conciencia de consumidor.