La formación es clave, evidentemente. Es la base. El currículo formativo de una persona es muy importante, enfocado, obviamente, al sector en el que quiere trabajar. Pero desde hace ya un tiempo los encargados de recursos humanos o empleadores en general se fijan especialmente en cualidades sociales de los candidatos y candidatas a un puesto laboral.

Son las llamadas 'soft skills' en inglés: algo así como 'habilidades blandas', pero no por ello menos importantes.

Se vinculan con la inteligencia emocional y la habilidad natural para interactuar con otras personas

Tanto es así que están marcando la diferencia a la hora de reclutar. Para aclarar esta diferenciación:

Las 'hard skills' o 'habilidades duras' se vinculan a las clásicas a la hora de presentar el currículo, toda la parte de titulaciones, formación complementaria, es decir, habilidades técnicas y que te llevan a ser más o menos experto en tu área a través de la formación obtenida hasta el momento y de la experiencia laboral (en caso de contar ya con algunos meses o años trabajados).

Las 'soft skills' o 'habilidades blandas' se refieren a la inteligencia emocional y a la habilidad natural para interactuar con otras personas.

  1. Comunicación: Ser capaz de expresar ideas y de escuchar. Crear buen ambiente laboral. Mostrar confianza, respeto mutuo y empatía. Conseguir feedback también es muy importante, así como la comunicación no verbal.
  2. Trabajo en equipo: se valora a las personas que parten de una actitud colaborativa, dispuestas a trabajar en equipo, a compartir conocimiento, en línea con la tendencia de crear contenido común que se ha multiplicado con la generalización en el uso de internet y las redes sociales. También se premia la capacidad para negociar, para mediar, para delegar o el intercambio de ideas.
  3. Flexibilidad o adaptabilidad: en una etapa en la que todo avanza tan rápido, la capacidad de adaptarse a nuevos objetivos es fundamental. Nada es estático, todo es cambiante y el mundo laboral implica un aprendizaje continuo para estar al día. Esto implica ser flexible para interiorizar y ajustarse a los nuevos escenarios.
  4. Resolver problemas: en este punto es clave el análisis, el razonamiento, la observación o la negociación. Implica resolver problemas, no de una manera técnica y repetitiva, sino buscando nuevas salidas a las situaciones que se plantean. Esto requiere usar todas las herramientas posibles con las que cuenta una persona. Desde la lógica a la imaginación.
  5. Creatividad: Cuando una persona es ingeniosa suele encontrar salidas a los problemas que surjan y de una manera positiva y optimista.
  6. Ética: es importante la integridad, la responsabilidad, la profesionalidad en las tareas, la iniciativa y la disciplina.
  7. Empatía: la amabilidad es fundamental, así como el respeto entre y hacia los trabajadores y el optimismo.
  8. Pensamiento crítico: ayuda a discernir entre argumentos mediocres y brillantes, a distinguir la información de valor de la prescindible, a desmontar prejuicios, hallar conclusiones razonadas, generar alternativas, mejorar la comunicación y, en definitiva, a ser dueños de nuestro pensamiento y actuar en consecuencia.
  9. Organización: la gestión del tiempo es muy importante en la distribución de las tareas, así como una buena planificación de las mismas. Priorizar, planificar y marcarse retos y plazos suele funcionar.
  10. Automotivación: es la motivación que tiene su origen en la propia persona y puede llegar a ser más importante que la externa. De hecho pueden existir factores externos que influyan negativamente en la automotivación. Podría definirse en la capacidad de uno mismo para organizarse, marcarse objetivos y cumplirlos, tanto a medio como a largo plazo, entre otras cosas.

Cuando una persona es ingeniosa suele encontrar solución a los problemas que aparecen