Sabela Rivas, una joven de Vigo de 23 años, siempre lo tuvo claro, desde niña: “siempre quise ser docente, mi padre lo es, no sé si ha influido, y también admiré mucho a mis profesores”. “Te tiene que gustar y a mí me encanta poder ayudar a los demás, transmitir lo que sabes; me parece una profesión maravillosa”, expresa Rivas. De los 74 Premios Fin de Carrera (a jóvenes que terminaron el grado universitario en 2019 y que concede cada año la Xunta), Rivas está entre las notas más altas (la tercera mejor nota de todos los premiados en esta edición de los galardones).

Rivas cursó Educación Primaria en el Campus de Pontevedra y ahora está trabajando en el Colegio Miralba-Jesuitinas de Vigo, en el que ella estudió. Y le gusta el horizonte. De hecho es el que había pensado. “Imparto clase en 1º y 4º de Primaria, como también tengo estudios de inglés doy asignaturas en este idioma (Sociales, Arts...), y sigo formándome. Porque en esta profesión hay que continuar formándose, siempre, y estar al día. En estos momentos estudio un Máster de tecnología educativa y competencia digital a distancia, por la Universidad de La Rioja”, expresa Sabela.

Sabela Rivas, tercera mejor nota de Galicia de los Premios Fin de Carrera. Educación Primaria (Pontevedra-UVigo).

Ella terminó Bachillerato y selectividad con muy buena nota (superior al 12). Y en ese momento mucha gente recurrió al tópico de: “con esa nota puedes estudiar lo que quieras”. O también: “¿con esa nota vas a cursar magisterio?”. Hasta ahora llamadas Magisterio, en la actualidad Educación Infantil o Primaria, nunca han sido carreras con elevadas notas de corte (últimamente sí ha aumentado bastante, hasta un 7 e incluso algún 9 de corte en las distintas facultades gallegas en las que se imparten). Por ello, en el imaginario colectivo se pensaba que al tener una nota muy elevada en la Educación Secundaria se elegiría o convendría elegir una carrera también de las más “prestigiadas o demandadas”, atendiendo a la nota de corte y poniendo el foco en este indicador a la hora de realizar la selección de carreras preferidas. Pero parece que algo empieza a cambiar. “Me da igual la nota, yo no miraba eso. Yo quería estudiar lo que me gustaba y lo tenía clarísimo. Y no tuve ninguna duda ni por un tema de notas ni por ningún otro”, expresa Rivas.

En esta convocatoria de premios fin de carrera, un 14% de los mismos han sido para titulados y tituladas en grados vinculados con la docencia (10 de 74 galardones).

Desde hace un tiempo se habla mucho de la propuesta de medir la vocación para acceder a este tipo de carreras, uno de los planteamientos de la reforma educativa pendiente (tanto en el acceso a las carreras como en las distintas fases de la profesión docente). Sabela está de acuerdo en que hay que tenerlo en cuenta. “No sé bien cómo se puede medir la vocación, es difícil, pero lo que sí sé es que es necesario que en esta profesión haya docentes con vocación. Se nota en todo, cuando das clase se transmite a los niños y niñas”, apunta Rivas. Cada uno de los premiados se lleva en estos galardones 3.500 euros, además de la distinción en el currículo. Es un detalle por su esfuerzo y dedicación en la etapa universitaria. Los premiados coinciden en que el secreto quizás sea elegir una carrera que realmente te guste. Y también coinciden en restar importancia a las elevadas notas obtenidas en su trayectoria universitaria.

Cristian Iglesias, entre las mejores notas. Educación Primaria (Ourense).

Cristian Iglesias, también estudiante de la Universidad de Vigo (en este caso Campus de Ourense), es otra de las mejores notas en esta edición de los premios fin de carrera. Y también en una carrera de futuros docentes: Educación Primaria. Cristian Iglesias es de Ourense y tiene 34 años. Previamente estudió Bellas Artes y se dedicó durante años a trabajos relacionados con la formación artística, diseñador web, ilustración… “Siempre me ha gustado la docencia y me propuse hacer la carrera. La verdad es que tenía buenos resultados pero no sabía que estaba entre las mejores notas de los premiados, ¡muchas gracias!”, comenta Iglesias, que sigue formándose para dedicarse a la docencia, que es lo que realmente le gusta.

“La vocación es el motor de todo, puedes tener mucha formación y realmente sería como el barco o la brújula que te indican cómo navegar; pero la fuerza para hacerlo es la vocación, el motor de todo”, comenta Cristian. Ellos son dos de los diez premios fin de carrera de Galicia en grados de Educación. Además de Sabela y Cristian se llevaron premios fin de carrera Paula Abalde y Vanesa Bacelo (ambas Primaria-Pontevedra),Sandra Beatriz Pérez y Julia Teniente (ambas Infantil-Pontevedra), Leticia Barbadillo (Infantil-A Coruña), Carolina Carreira (Primaria-A Coruña), Ángela González (Pedagogía-Santiago)y Patricia Moure (Mestre de Infantil-Lugo).

Samuel Fernández, nota más alta de los Premios Fin de Carrera. Telecomunicaciones (UVigo).

Samuel Fernández

Este joven de Vilaboa, de 23 años, es la mejor nota de los Premios Fin de Carrera. Es titulado en Enxeñaría de Tecnoloxías da Comunicación (UVigo)

“Lo que más me motiva es investigar”

Samuel Fernández trabaja en estos momentos en Atlanttic, el centro de investigación en Tecnologías de Telecomunicación impulsado por la Universidade de Vigo. Este joven de Vilaboa, de 23 años, “es la mejor nota” de los Premios Fin de Carrera correspondientes a los universitarios que terminaron estudios en 2019, según fuentes de la Consellería de Cultura, Educación e Universidade. Desde entonces Fernández ha estado en Londres, con una beca de la Fundación Barrié para cursar un máster en procesamiento de señales y comunicaciones en el Imperial College londinense.

Transcurridos unos meses en Londres se inició la pandemia por coronavirus y Fernández regresó a Vilaboa, desde donde terminó estudios en modo virtual. “Antes del coronavirus allí ya había posibilidad de acceder a clases grabadas; tienen una infraestructura digital potente y muy desarrollada. En ese aspecto no tuve ningún problema”, expresa Samuel.

Le gusta la investigación. “Lo que más me motiva es investigar. En este campo en el que yo me muevo también existe la investigación en empresas privadas, además de centros de investigación”, indica Samuel, que ha profundizado en los últimos meses en el campo de la tecnología 5G. Resta importancia al tema de las notas. De hecho apunta que no es relevante: “no es fundamental para mí, hubiera seguido igual de bien por este camino”. Si bien agradece mucho esta distinción.

“Llevé bien la carrera. Sí supone esfuerzo pero no sentía que fuese demasiado. Yo percibía que todo lo que yo daba era correspondido. Me gusta mucho este campo, supongo que influye”, expresa este joven, que antes de la Universidade de Vigo cursó Secundaria y Bachillerato en el IES Gonzalo Torrente Ballester y Primaria en el CPI do Toural de Vilaboa.

El panorama Covid-19 ha supuesto un parón también para sus planes, según sus palabras. Está contento en esta fase de investigación. En su cabeza también ronda la idea de cursar un doctorado, aunque no sabe en qué universidad ni en qué país.

En el área de investigación lo que más le atrae es el procesamiento de imágenes; obtener información de imágenes. “Te pongo un ejemplo: las cámaras cuando sacan una foto dejan un patrón característico, único de cada cámara. Conocer ese patrón te permite saber si una imagen pudo haber sido modificada o manipulada. Este es un campo con mucha proyección”, expresa Samuel.