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Los viejos oficios: Julia Vilariño, sombrerera

La moda con cabeza

Adaptados a la complejidad o sencillez de costumbres y peinados a través de los siglos, los sombreros han ido cambiando según el gusto de los tiempos. Lo sabe Julia Vilariño, que desde su taller en Pontedeume ha creado una marca artesana que luce en lo más alto

Julia Vilariño en su taller de Pontedeume j. vilariño

El ser humano lleva milenios utilizando diversos tipos de tocados en la cabeza. Desde hojas de parra a cocos o fibras que se trenzaban, el objetivo era que el sol y la lluvia no cegasen y obtener así una mejor protección contra los elementos. Con el tiempo el sombrero se convirtió en un aditamento necesario que, a la vez, fue discurriendo con el curso de las modas. Con Galicia como inspiración y con las raíces muy plantadas en la tierra, Julia Vilariño conoce la historia y confecciona sombreros a medida, artesanos, con materiales naturales y a gusto de unos clientes que cada vez son más, porque los tocados de Julia aumentan por méritos propios en aceptación y reconocimiento.

La trayectoria de esta joven sombrerera comienza en la localidad coruñesa de Pontedeume, de donde es natural. La ilusión de tener su propia marca siempre la había acompañado, por eso se formó primero en la escuela Mestre Mateo de Santiago (Estilismo de Indumentaria) y pudo dar rienda suelta a su creatividad en la mercería que compartía con su madre, en la que impartía talleres. Conocer al gran maestro Félix de Martín fue un punto de inflexión en la carrera de Julia; entonces vio que su camino estaba trazado en el oficio de la sombrerería.

Algunos de los sombreros que elabora de forma totalmente artesana.

Julia Vilariño en su taller de Pontedeume j. vilariño

Julia Vilariño es hoy una marca sombrerera artesana que crea piezas únicas e irrepetibles y que, además, “proyectan la personalidad de quien las lleva”, dice. Para eso construye una relación cercana con el cliente con el objetivo de saber sus gustos y necesidades. “Entiendo cada uno de los pasos que conforman el proceso de producción como una cadena que debe estar diseñada por y para cada uno”, explica esta artesana, que ve en la sombrerería “un mundo lleno de posibilidades, sin etiquetas ni estereotipos.

Cada sombrero está hecho a mano y a medida, y todos son diferentes entre sí. En la artesanía, ya se sabe, nunca hay dos piezas iguales. La máxima de Julia es que “hay un sombrero para cada persona, solo hay que encontrarlo y crearlo”.

La moda con cabeza

La moda con cabeza

Tener el taller en la casa familiar de Pontedeume, rodeada de naturaleza, le sirve a Julia para la inspiración necesaria, donde nace el proceso creativo. Ahí todo tiene alma. Incluso algunas herramientas antiguas, “heredadas de mi abuelo que, aunque era pintor, tenía cosas que yo ahora reutilizo”. Julia apuesta por el consumo “consciente”, lejos del “usar y tirar” que tanto daño hace al planeta. Sus piezas son de esas que duran para siempre y pasan por generaciones manteniendo la forma y la calidad del primer día.

Cada sombrero proyecta la personalidad de quien lo lleva, por eso hay que conocer los gustos individuales

Entre sus creaciones –se pueden ver en su tienda online juliavilariño.com– están las que integran “Folclore”, con sombreros urbanos para el día a día pero con un guiño al traje gallego –Julia es bailadora–, o las de “Coroza”, inspiradas en aquellas elaboraciones de juncos que protegían de la lluvia. Julia siempre adapta las modificaciones a lo que requiera cada cliente, poniendo, eso sí, un poco de Galicia en las cabezas de todo el mundo.

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