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¿Qué hacemos con los incorrectos?

Frente a la “cultura de la cancelación”, una buena parte de la opinión pública se pregunta hasta qué punto la obra de un autor o artista puede quedar invalidada por sus opiniones o por sus comportamientos personales y hasta íntimos

Desde la izquierda: Kevin Spacey, Woody Allen, Plácido Domingo y Pablo Picasso FDV

El año 2023 estará marcado en el mundo de la cultura por las celebraciones en torno al 50 aniversario de la muerte de Picasso. En paralelo ya han comenzado a surgir las primeras manifestaciones críticas contra el autor del Guernica a causa de los testimonios que acusan al artista de haber maltratado a algunas mujeres de su vida. El proceso se alimenta de las consecuencias del caso Harvey Weinstein y el movimiento MeToo, que ya alcanzó a otros personajes del mundo del cine como Kevin Spacey, Ed Westick o Woody Allen, a cantantes como Plácido Domingo, políticos como el alcalde de Copenhague Frank Jansen y altos directivos como Brian Zrzanich, de Intel, que se han visto perjudicados o han tenido que abandonar proyectos a causa de acusaciones no siempre demostradas, y se ha extendido incluso a enjuiciar a personajes históricos. Se trata de la llamada “cultura de la cancelación”, un fenómeno social que consiste en desprestigiar la figura y retirar el apoyo moral y financiero a aquellas personas que han mantenido comportamientos inadecuados u opiniones políticamente incorrectas, a veces incluso sin aportar pruebas definitivas.

La pregunta que se hace todo el mundo y que ya forma parte de una polémica que se extiende a todos los ámbitos es la de hasta qué punto la obra de un autor puede quedar invalidada por sus opiniones o por sus comportamientos personales y hasta íntimos. Y en este sentido el ejemplo de Picasso es paradigmático.

ARTISTAS MALTRATADORES

En el mundo del arte no es nada nuevo localizar casos de creadores que han tenido comportamientos sospechosos con sus parejas. El escultor y arquitecto Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) ordenó a uno de sus criados que rajase la cara de su amante Constanza Bonarelli al saber que se había acostado con su hermano. La protección del Papa Urbano VIII le libró de responsabilidades mientras Constanza era castigada por adulterio. El pintor español Alonso Cano (1601-1667) se casó a los treinta años con una niña de doce, María Magdalena de Uceda, que un día apareció asesinada de 15 puñaladas. Tenía en sus manos mechones de pelo que había arrancado al asesino. Se acusó del crimen a un pintor italiano que vivía en la misma casa, que desapareció sin dejar rastro, pero al descubrirse desavenencias entre los esposos las sospechas recayeron en el pintor, que fue arrestado, pero no fue declarado culpable y quedó en libertad.

Pablo Picasso

Picasso tuvo relaciones con más de una decena de mujeres que fueron sus amantes, sus esposas, sus modelos. Dos de ellas terminaron suicidándose tras la muerte del pintor, Marie-Thérèse Walter en 1977 y Jacqueline Roque en 1986, y otras dos, Dora Maar y Olga Kohkhlova, sufrieron problemas sicológicos. Kohkhlova, su primera esposa, abandonó la carrera de bailarina para unirse al pintor, quien después de su separación la calificó de loca y castradora. Dora Maar también abandonó la fotografía, en la que había llegado a ser una destacada artista del surrealismo. Su siguiente pareja, Françoise Gilot, dijo que Picasso podía llegar a ser cruel, sádico y despiadado. En un libro de Arianna Huffington afirma que llegaba a quemar a Marie-Thérèse con cigarrillos.

No fue el único artista contemporáneo que humillaba a sus parejas. El escultor Auguste Rodin maltrataba física y síquicamente a su amante la duquesa de Choiseaul y sobre todo a su alumna Camille Claudel, que vivió de una manera apasionada su dedicación a la escultura y su amor por Rodin, quien le había prometido matrimonio, mientras convivía con su compañera de toda la vida, Rose Beuret, con quien tenía un hijo y con la que se casó poco antes de morir. Camille terminó recluida en un siquiátrico los últimos treinta años de su vida, sin que se le permitiera recibir visitas.

MISÓGINOS, ANTISEMITAS, RACISTAS

Al margen del mundo del arte, escritores, intelectuales, filósofos o poetas también se vieron implicados en episodios de maltrato o mantuvieron actitudes ideológicas merecedoras de condena social.

Charles Bukowski

El escritor Norman Mailer apuñaló a su esposa Adele Morales en 1960 en un ataque de ira. El escándalo se acalló en su momento, mientras Mailer seguía triunfando como escritor y Adele, separada, se dedicaba a la pintura y al cine. El poeta Ted Hughes maltrataba a su mujer, la también poeta Silvia Plath, que terminó suicidándose. Charles Bukowski pegaba a sus parejas sobre todo cuando estaba borracho, lo que era habitual. Algunos casos están recogidos en su libro “Mujeres”, protagonizado por su alter ego Henry Chinaski. Arthur Miller tampoco trató muy bien a Marilyn Monroe, según ciertos testimonios. Pablo Neruda llegó a violar a una mujer que realizaba labores de servicio en el bungalow de un suburbio de Colombo cuando era cónsul de Chile en Ceilán, un episodio que él mismo cuenta en sus memorias “Confieso que he vivido”. John Lennon declaró haber sido cruel con su primera mujer, Cynthia Powell, a quien dice que llegó a golpear. El escritor y Premio Nobel V.S. Naipaul afirmaba que las mujeres eran incapaces de crear una gran obra literaria porque son sentimentales y tienen una visión del mundo muy limitada.

Pablo Neruda

Algunas polémicas en torno a creadores y artistas están relacionadas con la ideología. El ejemplo más citado es el del escritor francés Louis-Ferdinand Céline, cuya novela “Viaje al fin de la noche” está considerada como una de las grandes obras maestras de la literatura universal del siglo XX. Céline no sólo fue un colaboracionista con el régimen nazi sino que sus escritos racistas, filonazis y antisemitas escandalizan aún hoy a todo el mundo. En “Bagatelles por un massacre”, escrito en 1937, hay feroces diatribas contra los judíos (“estériles, fatuos, devastadores, monstruosamente megalomaníacos y marranos”) y delirantes elogios a Hitler (“Hitler no miente como los judíos, él no dice soy tu hermano, él dice ‘el derecho es la fuerza’”). Hay críticas a los negros y alabanzas a aquellos alemanes que “hacen muy bien en ser racistas”.

El filósofo Martin Heidegger fue uno de los más destacados colaboracionistas con el régimen nazi y llegó a traicionar a su propio maestro, Edmund Husserl, por ser judío, pero su pensamiento filosófico está considerado como uno de los más brillantes del siglo XX y de los más influyentes en el pensamiento contemporáneo, desde Sartre y Derrida a Michel Foucault.

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