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La saga gallega que dio un presidente y un ron a Panamá

José Varela dejó con 18 años su aldea en Bergondo rumbo a América. En 1908 fundó la empresa que produce Ron Abuelo, que actualmente dirigen sus nietos, uno de ellos presidente del país entre 2014 y 2019

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La saga gallega que dio un presidente y un ron a Panamá

La huella gallega en Panamá va mucho más allá de la construcción del canal de ese país centroamericano, en la que participaron al menos seis mil trabajadores gallegos entre 1904 y 1914. Su rendimiento laboral fue muy valorado por el mismísimo presidente Theodore Roosevelt y por el ingeniero nombrado por él para dirigir la magnánima obra, John Frank Stevens, a quien se le atribuye la frase: “Cada gallego vale por tres”. En aquellos años un paisano de esos eficaces obreros, José Varela Blanco, empezaba a hacer las Américas en la provincia panameña de Herrera montando la primera factoría azucarera del país, el germen de la empresa Varela Hermanos, S A, que produce Ron Abuelo, actualmente presente en 50 países, dirigida por sus nietos, uno de ellos Juan Carlos Varela, presidente de Panamá entre 2014 y 2019 y antecesor en el cargo de otro descendiente de gallegos, Laurentino Cortizo, actual máximo mandatario de la república panameña.

José Varela Blanco (1874-1944) abandonó con apenas 18 años su aldea natal de Montecelo, en el municipio coruñés de Bergondo. Sus descendientes acostumbran a visitar cuando vienen a España su casa natal, una construcción “con una espectacular vista a la ría de Betanzos”, indica Luis J. Varela Jr., presidente y CEO de Varela Hermanos, S.A., nieto del emigrante gallego y hermano del expresidente panameño.

Don José Varela Blanco

Hijo de un labrador llamado Manuel, tal y como figura en su partida de nacimiento, el gallego José Varela se embarcó rumbo a Buenos Aires para encontrarse con su hermana que había emigrado a Argentina, donde el joven estuvo una temporada antes de probar suerte en Chile y embarcarse de nuevo en busca de otro destino, esta vez en el vapor “Aconcagua”, que hacía el tránsito por el océano Pacífico entre los países latinoamericanos hasta Panamá, a donde llegó el 23 de diciembre de 1893, con 19 años, una década antes de que el país, entonces perteneciente a Colombia, se convirtiese en república independiente.

Tras una temporada en la capital y “posiblemente buscando algo que le recordara a su tierra” – relata su nieto Luis J. –, se adentró en el país y se estableció en el distrito de Las Minas, en la provincia de Herrera, donde comenzó a cultivar café, en una finca que llamó La Ibérica. Pero las mejores tierras panameñas para el café, ubicadas a 1.500 y 2.000 metros de altitud, resultaban inaccesibles en aquella época, así que el emigrante gallego se fijó en unos terrenos cercanos adecuados para el cultivo de caña de azúcar, apostó por esa producción y en 1908 fundó el Ingenio San Isidro, nombre que en la actualidad aún mantienen sus descendientes para la hacienda en la que se ubica el conglomerado agroindustrial donde además de a la producción de caña y molienda se dedican a la fabricación de licores y envejecimiento de rones.

Entrada a la hacienda fundada por el emigrante gallego.

Casado con una panameña de origen español, José Varela tuvo once hijos, nueve varones y dos mujeres. “Aquí en Panamá si te tropiezas con un Varela las posibilidades de que sea un pariente son muy altas”, explica Luis José Varela Junior, – hijo de Luis José, el vástago menor del emigrante gallego – , quien recuerda la sorpresa que se llevó al comprobar “cuán común es el apellido en Galicia” al ver en Santiago de Compostela numerosos negocios y oficinas de profesionales con el patronímico Varela.

Visionario y comprometido

Al contrario que algunos de sus hermanos, a los que llevó a Panamá a trabajar con él, José nunca volvió a Galicia. “En las cartas que escribía a una de sus hermanas le hablaba de las ganas de regresar a España, pero tenía una empresa importante, una familia grande y las condiciones de vida para que Panamá fuese el lugar en el que quedarse”, comenta Luis J. Varela Jr., quien no llegó a conocer a su abuelo. “Mi padre nos hablaba de su gran capacidad de trabajo y de lo visionario que era teniendo en cuenta que era una persona que había salido de una aldea tan chica. Yo mismo cuando voy a Montecelo, que sigue siendo rural, me lo planteo”.

“Era una persona con un carácter bien fuerte y seguramente eso le ayudó a lograr todo lo que hizo en su vida”

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En la relación epistolar que mantenía con su hermana se refleja la conciencia social del de Montecelo. “Parte de su preocupación fundamental cuando Panamá y el resto del mundo pasaban por situaciones complicadas era asegurarse de que todos los que trabajaban con él estuvieran bien. Eso se puede ver en cosas que hizo en el pueblo de Pesé, que tenía 600 habitantes en 1908 – hoy tres mil –, uno de los primeros de la República de Panamá en tener su acueducto por la tenacidad de mi abuelo en asegurarse de que la gente tuviera agua, independientemente de que fueran ricos o pobres”, manifiesta Luis J. Varela, quien añade: “Era una persona con un carácter bien fuerte y seguramente eso le ayudó a lograr todo lo que hizo en su vida”.

La Hacienda San Isidro cuenta con dos mil hectáreas de plantación de caña de azúcar.

A la producción de azúcar que centró la actividad de la hacienda del gallego durante 28 años, se incorporó en 1936 la de licores, con sus hijos ya introducidos en el negocio familiar. De hecho en la actualidad, la empresa es líder en la elaboración de seco, un aguardiente de caña parecido al colombiano pero sin anís, cuya marca, Seco Herrerano, copa el 95% del mercado panameño. En 1950, seis años después de la muerte del fundador, la empresa lanza al mercado su producto estrella, Ron Abuelo, en homenaje al pionero emigrante gallego. “Mantenemos como algo atípico respecto a otros productores la elaboración de los licores a parir del propio jugo de la caña, en lugar de emplear únicamente la melaza que sobra de la producción de azúcar, aunque también la usamos", sostiene Luis J. Varela.

Con dos mil hectáreas, de las cuales el 80% se dedican al cultivo de caña y el 20% restante a reforestación, 700 empleados y una producción anual de cinco millones de botellas de ron que comercializan en ocho categorías – de entre siete y treinta años envejecidas en barrica –, la empresa Varela Hermanos ha basado su crecimiento en las dos últimas décadas en el mercado internacional, donde vende el 80% de su producción.

Barricas para el envejecimiento de los rones El Abuelo.

De la misma manera que su abuelo llegó a Panamá dispuesto a conquistar sus tierras con su ingenio, sus descendientes pretenden ahora triunfar con ese ron de raíces gallegas en el mercado español. Hace diez años que están presentes en España, los cinco últimos como importadores directos y distribuidores. “El mercado de los rones premium -de siete años o más- aún no se ha desarrollado en España tanto como ya lo hizo anteriormente en Estados Unidos y otros países de Europa. Pensamos que en el futuro lo hará”, afirma el CEO de Varela Hermanos.

Mientras, en la hacienda panameña, el abuelo gallego continúa presente tanto en su busto esculpido en piedra como en la “Casa del Fundador”, la vivienda en la que residía el de Bergondo cuando se encontraba en la campiña, a 15 kilómetros del mar, y compartía con su residencia en la Ciudad de Panamá. Y mantienen también una de sus tradiciones, la de organizar una misa dedicada a San Isidro Labrador antes de comenzar la zafra (el corte de la caña de azúcar), normalmente el 10 de enero, a la que acuden los habitantes del pueblo, colaboradores de la empresa, cortadores de caña y trabajadores permanentes y de temporada. “Es uno de los actos más emotivos del año”, indica Luis J. Varela.

Casa natal de José Varela en la aldea de Montecelo, en Bergondo.

Un presidente y un diputado

El arraigo de los Varela a Panamá es tal que uno de los nietos del gallego, Juan Carlos Varela Rodríguez, fue presidente del país del 1 de julio de 2014 al 1 de julio de 2019. Dirigió un gobierno de coalición conformado por su fuerza política, el Partido Panameñista, en alianza con El Pueblo Primero, considerada históricamente la primera fuerza del conservadurismo nacional, aunque él la empujó al centro progresista. Anteriormente había sido Ministro de Relaciones Exteriores durante dos años y vicepresidente del gobierno durante cinco.

Otro de sus hermanos, José Luis, fue durante años diputado – el equivalente a los senadores españoles – por la provincia de Herrera y ejerció de primer presidente de la asamblea legislativa durante el gobierno de su hermano Juan Carlos.

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