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Antonio Flórez Lage Novelista

“Un puerto ofrece opciones de delitos”

“Normalmente lo vemos como un decorado inerte cuando estamos tomando una copa”, pero es como “ un territorio inhóspito, separado de la ciudad por un muro, que se rige por sus propias reglas”

Antonio Flórez estará el viernes 29 de abril en Club FARO.

Nacido en A Coruña en 1977, de madre gallega y padre madrileño, Antonio Flórez Lage, que trabaja como veterinario del Estado en el Puerto de Las Palmas, acaba de publicar su tercera novela, “Gancho Ciego” (editorial Siruela), una historia policíaca que transcurre en un puerto - podría ser cualquiera de España-, el cual presenta como uno de los lugares más peligrosos del planeta, un territorio hostil que se rige por sus propias normas y en el que aparece asesinada la hija de un alto gerifalte. El escritor, autor de las novelas “Como el que tiene un huerto de tomates” y “Seis héroes reales”, se adentra en su último título en el género negro con un relato que hará que el lector no vuelva a mirar con los mismos ojos de antes el puerto que se esconde tras los muros de cualquier ciudad costera. Estará en el Club FARO el próximo viernes 29 de abril.

– ¿Por qué ha escogido un puerto como escenario para una novela negra?

– No decidí que fuera una novela negra, eso surgió más tarde. Siempre intento contar una historia y es ésta la que determina el género. En este caso, escogí un puerto porque aparte de trabajar en uno y tener amigos y compañeros en otros como Vigo o Marín, me parecía un lugar muy jugoso para contar una historia, porque es un sitio que la gente ve en la distancia pero no lo conoce por dentro.

– Lo presenta como un lugar que se rige por sus propias leyes donde impera la ley del silencio, la cual si no se respeta podría tener consecuencias, ¿sigue ileso tras publicar su novela?

– Juego con la imagen de los puertos de lugar inhóspito, amenazante, con grandes grúas y contenedores, y con el aliciente de ser un sitio prohibido porque a pesar de estar dentro de nuestro país, hay un muro que lo separa de la ciudad, pero tiene esa frontera con ese control de la Guardia Civil para entrar y salir. Es como un mundo aparte con su propia policía específica, agentes de aduanas, trabajadores de la administración y del entramado empresarial , bares,... Es como un país cercano pero separado de nosotros y con sus propias reglas.

– ¿Los que trabajan dentro suelen sentirse parte de una casta especial de la que sentirse orgulloso?

– En todos los puertos hay elementos comunes y uno de ellos es la identidad de los portuarios, un escondido orgullo de pertenencia a un colectivo, independientemente de a lo que se dediquen y el nivel socioeconómico que tengan. Cuando se encuentran y se ven, establecen esa complicidad de reconocerse como habitantes de un mismo país. Y se cuentan cosas, a veces exageradas, otras veces reales. Les gusta alardear.

– ¿Qué es un gancho ciego?

– Es un mecanismo fraudulento que se utiliza para traer la droga de otros países, el que quiera saber más que se anime a leer el libro. Tiene que ver con la historia de tráfico de personas, animales, armas. En un puerto hay tráfico legal, claro, pero dentro de esta actividad enorme con ese poder económico también se generan oportunidades de delincuencia.

– Uno de los protagonistas, el aduanero que hace y deshace a su antojo, es “El Gallego”, ¿se trata de un guiño a su origen?.

– Los gallegos somos emigrantes y estamos en muchos sitios, no solo de España. Me apetecía darle el protagonismo a ese personaje, lo utilizo en esta novela coral para completar esa imagen de cuadro de los diferentes personajes, es un hilo conductor que tiene relación con todos y nos da distintos ángulos del puerto y sus “habitantes” .

– ¿Qué pretende transmitir al lector?

– Al escribir siempre intento transmitir luz sobre algo. En este caso, trato de poner el foco sobre ese puerto que normalmente vemos como decorado de fondo inerte cuando te estás tomando una copa. La gente después de leer la novela lo mirara con otros ojos, ya no verá solo esas cajas pequeñas de contenedores de colores y esas grúas que de lejos parecen pequeñas.

– ¿En qué momento como escritor se encuentra tras haber publicado su tercera novela?

– Disfruto contando historias y las cuento cuando algo me llama la atención. En mi primera novela, “Como el que tiene un huerto de tomates”, me atrajo narrar las vivencias de juventud de unos chicos en la Galicia costera y en México y surgió una novela de acción y aventuras. La segunda, “Seis héroes”, se convirtió en thriller psicológico y ésta en una novela negra.

– ¿Se suma así al colectivo de autores de la “Galician Noir”?

– Como lector disfruto mucho con Arantza Portabales y Domingo Villar. Son propuestas interesantes de autores que ubican sus historias en lugares que conocen; ella en Santiago y él en Vigo. En mi caso, no localizo mis novelas en un sitio concreto; prefiero jugar con el lector de tal manera que pueda identificar sitios diferentes.

– No es el primer veterinario que triunfa como novelista. Gonzalo Giner, con “La bruma verde”, ganó el Premio Fernando Lara de 2020.

–Supongo que todos tenemos inquietudes, independientemente de que en un determinado momento de tu juventud escogieras ciencias o letras. Esas aficiones te impulsan. Las novelas tienen algo de componente de lógica, en el sentido en que te enfrentas a situaciones que tienes que resolver.

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