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Un imperio donde no se pone el sol

Casi no hay lugar de la Tierra a donde la rata parda no haya llegado. Solo falta en la Antártida. Su origen se encuentra en el norte de China y su expansión está unida al hombre, a sus rutas de comercio, por tierra y por mar, comenzando por la Ruta de la Seda. Se estableció en el siglo XVIII en Europa, donde desplazó en gran medida a la rata negra, y en 1770 fue registrada por primera vez en Norteamérica.

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