Recientemente, una universidad ha realizado un experimento sobre el uso de las redes sociales de lo más interesante. Primero crearon un perfil falso de una persona inexistente. Colgaron fotos e inventaron todo sobre la misma. Después, pidieron amistad a otros perfiles reales que, por supuesto, le aceptaron sin conocerla de nada. Tras ello, dos de los investigadores desde otros dos perfiles, también falsos, comenzaron a criticarla sin piedad en las redes. Le achacaron actitudes despóticas y presuntas sospechas sobre su honestidad y su ética en todos los sentidos. Sorprendentemente, muchos de esos amigos del facebook y otros externos, se sumaron inmediatamente a la criba. Se dedicaron no sólo a criticarla, sino incluso a dar detalles negativos de sus relaciones personales con la misma. No hace falta que les recuerde que la persona en cuestión no existía, era pura invención.