El mantenimiento de las calderas de calefacción de gasóleo está regulado por el Real Decreto 102/2007 del 20 de julio, donde se exige que deben mantenerse en perfecto estado de funcionamiento por parte del propietario o el usuario.

Pero no solo hay que vigilar el cuidado de estas instalaciones porque así lo dicte la ley; también hay que tenerlo en cuenta como una prioridad para asegurar la seguridad de los ocupantes de la vivienda.

A continuación, se detalla una serie de consejos para poner a punto la caldera de gasoil de cara al invierno. Como en la revisión anual, el profesional ya se encarga de limpiar los filtros para evitar la acumulación de impurezas; el quemador para quitar todo el polvo y suciedad que pueda tener y el interior de la caldera, el usuario puede semanalmente regular el termostato a 70º para que funcione bien o, una vez al año, cambiar la boquilla inyectora ya que el orificio de salida se va agrandando, lo que puede desestabilizar la mezcla.

Para conservar la caldera en buen estado, también es recomendable no dejarla al mínimo del combustible, ya que las impurezas del fondo del depósito se colarán en el quemador y obstruirán el filtro; o apagarla una hora antes de epostar el combustible y encenderla una hora después, para dar tiempo a que las impurezas se vuelvan a depositar en el fondo y no obstruyan la obstruyan.

Es fundamental además utilizar un gasóleo de calidad, ya que cuanto peor sea, más impurezas generará. El aditivado es más estable y al quemarse genera menos residuos, aguanta más tiempo sin degradarse y y se consume menos, por lo que es posible ahorrar en la factura energética.

Siguiendo todas estas recomendaciones y sometiendo la instalación a las revisiones exigidas por ley, se podrá disfrutar plenamente de una energía confortable que permite calentar de manera homogénea todas las habitaciones de una vivienda y producir agua caliente sanitaria si así se desea.

El gasóleo de calefacción actualmente disponible en el mercado contiene una pequeña cantidad de azufre, limitando así las emisiones contaminantes. ADemás, no se inflama a bajas temperaturas y en condiciones normales de utilización, es un combustible que no representa ningún peligro ni para la vivienda ni para sus ocupantes.

Otra de las ventajas de este tipo de calefacción reside en el material necesario para su utilización que hace de dicha instalación una inversión duradera y rentable. La duración de una buena caldera de gasoil es generalmente de un mínimo de 20 años y la duración de vida puede llegar a alcanzar hasta 30 años cuando la instalación ha sido rigurosamente mantenida, sin contar que dicho mantenimiento reduce de manera significativa el consumo.

Por otra parte, la calefacción de gasóleo se puede acoplar con otras tecnologías, complementando su funcionamiento con instalaciones de energías renovables, como placas solares, pequeñas eólicas individuales, etc.