ASTURIAS

Los "papeles de Cascos" revelan un negocio en arte de diez millones de euros

Las cifras de la compañía cayeron a la mitad cuando el político gijonés inició su andadura regionalista con Foro, que ha logrado su procesamiento por un presunto delito de apropiación indebida de dinero del partido

Cascos y su exmujer María Porto, en 2005 en Oviedo, junto a las Meninas de Manolo Valdés expuestas en el paseo de los Álamos.

Cascos y su exmujer María Porto, en 2005 en Oviedo, junto a las Meninas de Manolo Valdés expuestas en el paseo de los Álamos. / J. L. C.

Eduardo Lagar

La empresa de compraventa de arte copropiedad de Francisco Álvarez-Cascos hasta que fue presidente del Principado, y en cuya gestión siguió participando activamente tras dejar este cargo, facturó 10,5 millones de euros desde que fue constituida en 2004, cuando el político gijonés dejó el ministerio de Fomento. Casi la mitad de las ventas de esta compañía corresponden a piezas de arte o a servicios de comisariado artístico para varias empresas constructoras que fueron adjudicatarias de Fomento cuando Cascos era ministro, así como para entidades públicas vinculadas al PP o para cajas de ahorros antes de éstas fueran "bancarizadas", cuando aún estaban controladas por responsables políticos.

Según los datos del registro mercantil, la cifra de negocio de esta compañía de arte, Aqualium, se redujo a más de la mitad una vez que, en 2010, Álvarez-Cascos abandonó las filas populares y comenzó su andadura política como renacido líder regionalista con Foro, el partido que finalmente lo expulsó y lo denunció ante los tribunales por el uso personal que hacía de los dineros de la formación. Ahora, Álvarez-Cascos está a la espera de ser enjuiciado. La fiscalía lo acusa de una supuesta apropiación indebida de fondos de esta formación política.

La Fiscalía de Asturias recibió hace unas semanas nueve cajas con documentación interna de la empresa Aqualium, lo que ha reactivado la polémica sobre los negocios privados del político gijonés. Es una sombra que lleva persiguiendo a Cascos desde 2004, cuando abandonó los más altos puestos de mando en España y comenzó su progresivo declinar político, al tiempo que iniciaba su relación sentimental con la galerista María Porto, con la que se casó en 2006 y a quien, en 2019, convirtió en su tercera exmujer.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Antes de que Porto se convirtiera en esposa y socia en los negocios, mientras Álvarez-Cascos era Ministro de Fomento y la galerista su novia, el PSOE ya denunció públicamente los gastos que ese ministerio y algunas empresas públicas vinculadas a Fomento hacían en obras de arte firmadas por creadores representados por María Porto, que por entonces era la directora general de la sucursal en España de la relevante galería Marlborough, donde había comenzado de recepcionista. Por ejemplo, entre otras adquisiciones efectuadas por Fomento, trascendió que sólo quince días antes de las elecciones del 12 de marzo 2004, tras las cuales Cascos dejaría el ministerio y la política, el presidente de Renfe introdujo por sorpresa en un consejo extraordinario la adquisición de un conjunto escultórico de Antonio López por valor de 1,1 millones de euros. Su destino era la estación de Atocha, donde ese mes se producirían los sangrientos atentados del 11-M. López era uno de los artistas representados por Porto, en cuya cartera de creadores figuraban alguno de los más renombrados –y caros– del arte contemporáneo español.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Un mes antes, en febrero de 2004, se inauguró en la terminal T-4 del Aeropuerto de Barajas otro conjunto escultórico pagado por AENA, la gestora de los aeropuertos españoles, una entidad dependiente del ministerio de Fomento. El grupo era obra de otro primer espada del arte español, también representado por la galería de María Porto. Se trataba en este caso de las tres damas – "La Coqueta", "La Realista", "La Soñadora"– del escultor valenciano Manolo Valdés. El conjunto costó 1,15 millones de euros. Los datos económicos concretos trascendieron muchos años después, en 2012. En una respuesta parlamentaria, a petición del entonces diputado socialista asturiano Antonio Trevín, Aena informaba de que, en 2003, con Cascos al frente de Fomento, Aena se había gastado más del 50% de su presupuesto para arte en la galería que dirigía María Porto. Tal y como en su momento reveló LA NUEVA ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, cuando llegó al ministerio Álvarez-Cascos decidió prescindir del comité de expertos que asesoraban a Aena a la hora de decidir qué obras deberían comprarse. "El nuevo ministro planteó las cosas de otra manera", dijo a este periódico uno de esos destacados expertos.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Algunas de las facturas que Aqualium remitió a Cajastur por la organización de la exposición de las Meninas de Valdés en Oviedo y por la compra por parte de la Caja de las esculturas de los asturcones que están en la plaza de la Escandalera, en la capital asturiana.

Paso atrás en política, adelante en los negocios

Tras el teatral "paso atrás" que escenificó en la Delegación del Gobierno de Asturias aquel 21 de enero de 2004, donde anunció que dejaba la política, Álvarez-Cascos, inició una fructífera relación empresarial con Porto. Un mes después de marcharse de la esfera pública "con las manos limpias y la cabeza alta" –dijo el aún ministro–, se creó, el 27 de febrero, la empresa Aqualium, de la que Cascos se convertiría en propietario a medias con Porto a partir de 2007, tres años después. En abril de ese año se crea Unalia, dueña del 98% de las participaciones de Aqualium. Los administradores solidarios de Unalia son Cascos y Porto. Eran, efectivamente, los dueños de la empresa. Cascos, en algunas de las informaciones publicadas con motivo de las exposiciones de arte público organizadas por Aqualium, era identificado como un "asesor externo" de la firma. El exministro seguirá siendo el propietario efectivo de Aqualium a medias con Porto hasta 2011. Ese año se convirtió en presidente de Asturias y dejó todas las empresas en manos de Benigno Blanco, quien fuera su secretario de Estado de Infraestructuras. No obstante, los "papeles de Cascos", a los que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, indican que el político gijonés, aunque no figuraba al frente de la empresa, una vez apeado del gobierno del Principado siguió teniendo parte muy activa en la gestión de Aqualium, pues los profesionales de la gestoría le pedían a él por escrito distintos documentos relativos a la empresa.

Cascos, en un comunicado enviado a este periódico, deriva toda la responsabilidad en su ex mujer: "La empresa Aqualium, como es fácilmente comprobable, pertenece desde su constitución a su administradora única María Porto Sánchez y, por lo tanto, es falso que sea una sociedad de Cascos’ y que sea una sociedad ‘gestionada por Cascos’".

Las cifras caen, regreso a la política

En el primer año de actividad, Aqualium ya tuvo una cifra anual de negocio de 1,49 millones de euros. En cifras por encima del millón de euros se movería hasta el año 2009. Eran años de bonanza económica. Pero aquel "milagro económico español" empezó a terminarse en 2008, con el derrumbamiento del sistema financiero internacional y el estallido de la burbuja inmobiliaria. En los años siguientes, las cifras de negocio de Aqualium ya no serían las mismas.

En 2010, Cascos anunció de manera unilateral que regresaba a la política en Asturias, lo que desató una tormenta interna en el PP al exigir su aclamación como candidato al Principado. Sus seguidores más acérrimos proclamaban que llegaba con una "motosierra" a podar las ramas muertas el árbol astur. Pero la promesa de retorno del hombre fuerte de la derecha asturiana no era del gusto de buena parte de los dirigentes del PP asturiano de entonces, que no querían volver a verse sometidos bajo aquel secretario general del PP apodado "el general secretario".

Hasta que el exministro decidió dar un paso adelante y volver a la esfera pública la mencionada empresa de arte ya había movido unos 6,7 millones de euros, buena parte de ellos procedentes de exposiciones de arte público patrocinadas por cajas de ahorro, que en la época previa al crack financiero aún no habían sido privatizadas y contaban en sus consejos de administración con numerosos representantes vinculados a los partidos políticos. La propuesta artística de Aqualium, con el patrocinio de distintas cajas, encontró buena acogida en varias ciudades españolas, la mayoría de ellas gobernadas por el PP. En algunos casos no sólo promovieron las exposiciones, sino que compraron esculturas.

El negocio privado del arte público

Según datos de Aqualium, entre 2004 y 2008, además de otras actividades, la empresa organizó cinco exposiciones de esculturas de gran formato en la calle, todas con patrocinio de distintas cajas de ahorro. Cada exposición giró además por distintos emplazamientos. En total, la empresa colocó sus obras en doce ciudades españolas, la inmensa mayoría de ellas gobernadas entonces por el PP.

La salida de esta vuelta artística a España tuvo lugar en octubre de 2005 en Oviedo, con la exposición de 23 Meninas de bronce de Manolo Valdés que estuvieron en el paseo de los Álamos de Oviedo, con el patrocinio de Cajastur, el Ayuntamiento de Oviedo y de la Fundación Príncipe. La exposición se inauguró coincidiendo con los premios "Príncipe" de Asturias y con presencia del, entonces, heredero de la Corona.

Los "papeles de Cascos", que ahora están en poder de la fiscalía de Asturias, revelan que Aqualium cobró de Cajastur, en dos entregas, un total de 34.800 euros por la "coordinación y la gestión" de la exposición de las Meninas. También le pasó otra factura a la entidad asturiana, un total de 290.000 euros en cuatro pagos, por la operación de venta de otras esculturas, los asturcones de Manolo Valdés que ahora están en la Escandalera de Oviedo.

Entre mayo de 2006 y julio de ese mismo año, Aqualium organizó en el Paseo del Prado de Madrid una exposición formada por 15 piezas de gran formato, de entre 3 y 5 toneladas cada una, firmadas por el estadounidense Robert Indiana, uno de los grandes nombres del arte pop estadounidense. La muestra estaba patrocinada por Kiss FM, la cadena de emisoras propiedad del empresario asturiano Blas Herrero, y promovida por la Comunidad de Madrid, por entonces gobernada por Esperanza Aguirre. En la documentación que ahora tiene la fiscalía constan tres facturas que Aqualium envió a Kiss Fm, relacionadas todas con la exposición en Madrid. En total suman 278.000 euros.

El filón valenciano

Como esta exposición giró por varias ciudades españolas, figuran también otras facturas que la empresa de arte pasó a otras entidades bancarias. En agosto de 2006 está fechada una factura enviada a la Fundación BBK por el concepto "primera entrega a cuenta por la exposición de Robert Indiana" y suma 139.200 euros incluido el IVA. La exposición se celebró en Bilbao en marzo de 2007. Una cantidad similar es la que factura Aqualium, en este caso por la misma exposición en Valencia, a la Sociedad Gestora de Imagen Estratégica y Promoción de la Comunidad Valenciana. También en concepto de "primera entrega a cuenta".

No fue la única exposición que organizó, en aquella Valencia gobernada por Francisco Camps, la empresa de arte a la que estaba vinculado Cascos. Igor Mitoraj fue el artista alemán de origen polaco protagonista de la que se celebró entre abril y junio de 2006. En esta ocasión la caja patrocinadora fue la Fundación La Caixa. Se expusieron en la Gran Vía Marqués del Turia 22 obras de bronce de gran formato representativas de dioses y héroes. Por la "coordinación y gestión", Aqualium facturó 34.800 euros, a los que hay que sumar otros 18.560 euros en concepto de "coordinación técnica" y 18.596 euros por la edición del catálogo. La muestra giró también por Granada, Palma de Mallorca, Vigo y Sevilla y, en cada uno de los casos, Aqualium facturó 18.560, incluido el IVA, por "coordinación técnica".

Un tercer proyecto artístico completa la actividad de esos años en Valencia de la empresa de arte en la que Cascos trabajaba. Se trata de la exposición que, en abril de 2006, acogió el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), con obras de Alejandro Corujeira, prestadas por la galería Marlborough, como indicaba el catálogo. Por la "organización y gestión" de esa muestra, Aqualium facturó 57.101 euros. Como la exposición venía de Vigo, allí Aqualium ingresó 20.800 euros, en este caso de Caixanova, que era la entidad patrocinadora de la etapa gallega de la muestra. El catálogo corrió a cargo de la Diputación de Pontevedra: 12.000 euros.

La empresa de arte también difunde en su web que organizó una muestra dedicada a Baltasar Lobo, patrocinada por Caja Duero, entre octubre de 2007 y enero de 2008 y otra, patrocinada por Unicaja con obra de Mascaró en 2009. Sobre esas dos exposiciones no hay constancia en la documentación a la que ha accedido este periódico.

Pero sí de otra importante fuente de ingresos de la empresa. Además de todos los pagos recibidos de las cajas de ahorro por organizar o asesorar en las exposiciones concretas, la compañía ingresó entre 2004 y 2006 más de 600.000 euros procedentes de International Public Art, una empresa cuyo socio único es la galería Marlborough (que de hecho acaba de absorberla) y que estaba dedicada a la escultura monumental y a realizar encargos de esculturas urbanas. María Porto fue la directora general de Marlborough en España antes de crear Aqualium. Y artistas como Manolo Valdés o Corujeira formaban parte del catálogo de esta galería.

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Aqualium incluye una exposición "fantasma" en el repertorio de proyectos realizados que publicita en su web. La empresa asegura que organizó en el Niemeyer la exposición "Geografía del espacio", del escultor asturiano Herminio Álvarez entre el 27 de abril y el 2 de septiembre de 2012, cuando Cascos aún era el presidente de Asturias. En el Centro Niemeyer sí que hubo una exposición de Herminio titulada "Geografía del espacio", y en esas fechas, pero las imágenes que ilustran esa entrada en la página web de Aqualium no se corresponden en absoluto con la obra del escultor de La Caridad. Además, varias fuentes directamente relacionadas con aquella exposición aseguran que María Porto no tuvo nada que ver con una muestra montada directamente por el propio artista, sus colaboradores habituales y la ayuda, como comisario, del galerista habitual del escultor en Madrid. Tampoco en el Principado constan pagos a Aqualium. Conocedores directos de esta exposición, explican que sí fue una iniciativa gestada durante el tiempo en que Álvarez-Cascos ostentó la presidencia del Principado pero que fue una iniciativa personal de Emilio Marcos Vallaure, el director del Museo de Bellas Artes de Asturias que se pasó a las filas casquistas para ser consejero de Cultura. Marcos Vallaure es un gran admirador de la obra de Herminio que, por otra parte, es uno de los artistas más relevantes del arte contemporáneo en Asturias. Fue Vallaure el que contactó con el artista y el que abrió las puertas del Niemeyer para que organizase allí una de las exposiciones más relevantes y visitadas de la trayectoria del centro avilesino. Por el contrario, hay una exposición que no aparece entre las que publicita una compañía que, en su día, fue de Cascos, antes de su divorcio de Porto. Acaso sea por la polémica que generó en Logroño, el lugar donde tuvo lugar en 2007 y donde es conocida como la exposición de "Las gominolas". Las obras expuestas eran del escultor Eladio de la Mora, dEmo, y simulaban ositos de gominola pero de gran tamaño. Cuarenta de esos ositos se colocaron en la Gran Vía de Logroño. Otros veinte, de menor tamaño, en el edificio del Ayuntamiento. La exposición se organizó durante el mandato del alcalde popular Julio Revuelta para celebrar la renovación de esa calle principal y se anunció que los 116.000 euros corrían de cuenta de las tres empresas que conformaban la UTE que había hecho la reforma urbanística. Cuando el PSOE y el Partido Riojano se hicieron con el ayuntamiento, desvelaron que en realidad la exposición había salido de los bolsillos de todos los logroñeses pues el dinero se cargó al contrato municipal con esas empresas encargadas del mantenimiento de espacios verdes y el mobiliario de la ciudad.

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