Alberto Núñez Feijóo dio ayer un paso más en el proceso para postularse como la alternativa a Pablo Casado para liderar un PP estatal hecho trizas tras la guerra de este con la madrileña Isabel Díaz Ayuso y la redición final ayer del presidente del partido. Feijóo lo hizo fiel a su estilo, entre líneas, reclamando a los barones y gran parte de cargos que ya han abandonado a Casado que lo señalen a él para garantizar una elección por aclamación y superar así el “colapso” que vive su formación.

“Tomaré las decisiones en función de lo que el partido le pida a cada uno que haga”, expuso ayer en un acto por la mañana en Pontevedra. Era el pistoletazo de salida para otra frenética jornada de presión sobre Casado, que acabó cediendo. El martes reunirá a la junta directiva del partido y convocará un congreso extraordinario. El plan de la plana mayor del partido es ungir a Feijóo en esa cita.

“Todos somos responsables de esta situación. Tenemos que estar a la altura y tomar decisiones, yo entre ellos”, declaró el dirigente gallego. “Estamos ante una situación inédita en los 40 años del partido. Una situación de responsabilidad de los dirigentes y no de las bases; por lo tanto, son los dirigentes los que tienen que solucionar los problemas”, expuso antes de abogar por un “mecanismo” para abrir “una nueva etapa”.

En 2018, gran parte del partido pidió también a Feijóo que diese un paso adelante para pugnar por el liderazgo del partido tras la salida de Mariano Rajoy, barrido por la moción de censura fraguada tras la primera de las sentencias del caso Gürtel, relativo a corrupción en sus filas.

Entonces, el presidente de la Xunta rehusó dar el paso porque el camino no estaba expedito de contrincantes, pues debía medirse a Soraya Sáenz de Santamaría. Ahora el PP carece de alternativa y se encomienda por completo a Feijóo para que salve los muebles, evite la implosión de las siglas y frene a Vox.

“Lo que está claro es que así no podemos seguir”, asumió el de Os Peares, que a sus 60 años se encuentra a las puertas de afrontar su mayor desafío político.

Feijóo ya marcó terreno ayer una vez más. “¿El partido necesita un cambio? Sí”, reconoció, antes de reclamar apoyos. “Los que piden cambios deben hacer una propuesta”, alegó el presidente de la Xunta, que en julio de 2020 sumó su cuarta mayoría absoluta consecutiva. En todos los procesos, la oposición le echó en cara que su aspiración pasaba por desembarcar en la política madrileña. Algunos de sus rivales, como Yolanda Díaz, dieron ese paso antes. Año y medio después de comprometerse con “Galicia, Galicia, Galicia”, el de Os Peares enfila la A-6 en dirección a la sede de su partido en la calle Génova, cuya reforma, por cierto, se abonó con dinero negro.

“Necesitamos cambios, nuevas etapas, nuevos horizontes”, insistió ayer un Feijóo que hoy comparece en el Parlamento ante la oposición.

Sobre si esos nuevos caminos deben tomarse sin Casado, el presidente gallego señaló que “hay que darle voz al partido y a la gente, ya no a los dirigentes, sino a la gente que nos para por la calle. El partido tiene que decidir el futuro del partido y está claro que así no podemos seguir”, insistió.

Feijóo también fue preguntado sobre si los barones del partido le han pedido que piense en Madrid. En este sentido, aludió “responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias” .

A las ocho participará en Madrid en la reunión de Casado con los presidentes autonómicos, a la que no ha sido convocada Ayuso, que formalmente no preside el partido en Madrid, sino la comunidad.

Dimisiones en Galicia

En Galicia, los fieles de Feijóo se unieron a la cascada de dimisiones y abandonos de cargos en la estructura comandada por Pablo Casado, al que también dio la espalda el grupo parlamentario del Congreso. Unos días antes, varios de ellos ensalzaban a su aún líder estatal.

La diputada ourensana Ana Belén Vázquez renunció como responsable de emigración del PP y Jaime de Olano (vicesecretario Nacional de Participación), Javier Bas y Marta González urgieron una dirección provisional. El día anterior, el diputado autonómico y presidente de Novas Xeracións, Adrián Pardo, se unía a esa reclamación asumiendo un manifiesto titulado En defensa de un PP a la altura de un gran país.