El principal imputado en la causa relativa a las cloacas policiales, José Manuel Villarejo, lo grababa todo. Lo hacía por lo que pudiera pasar, aunque no le haya servido para librarse de la cárcel, en la que lleva tres años. En una de las conversaciones que figuran en el sumario del caso Kitchen se le oye jactarse con el exjefe de la UDEF José Luis Olivera de que hizo un barrido, para buscar micrófonos ocultos, en el despacho de Mariano Rajoy en el Congreso, porque el expresidente del Gobierno "no se fiaba de nadie".

No es la única referencia a Rajoy que hace Villarejo, que presume de haber hecho "muchas maldades" para evitarle la prisión. Quien lo saca a colación en esta ocasión es Olivera, que aún no está formalmente imputado en la causa, pero cuyas cuentas el juez ha ordenado investigar al hallar indicios de que cobraba un 5% de los encargos en los que ayuda al excomisario.

"Le digo, mira, hubo un momento en que Rajoy tenía unas serias dudas de que le estaban grabando en su despacho del Congreso. Y pidió ayuda para que se le hiciera un barrido y se le viera, porque no se fiaba de nadie", dice Olivera. Villarejo responde: "Y la ayuda se la hizo Villarejo". El exjefe de la UDEF lo corrobora: "Y el que le hizo el barrido se llama Villarejo, pero [...] para poder hacer el barrido no fue Villarejo con los aparatos; los aparatos los metió dentro una señora". Su interlocutor añade: "Que ahora es vicepresidenta del Gobierno". Es el episodio con el que, en otro momento, Villarejo amenaza con "joder a la Pequeñita", en referencia a Soraya Sáenz de Santamaría.

Villarejo también grababa sus llamadas. En una con el empresario Ignacio López del Hierro, esposo de la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, Villarejo le dice que pasó una nota en el 2014 sobre 12.000 cuentas en Andorra, "4.000 de ellas de empresarios catalanes", que decidieron "tapar". Así se evitaba descubrir al rey emérito, dice.