El comisario Ferran López, "número dos" del mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero el 1-O, calificó ayer de "triste" el escenario en el que tuvo que desenvolverse la policía autonómica catalana esos días, porque el Gobierno del que dependían se había situado "al margen de la ley". Esto no impidió, aseguró, que el cuerpo policial actuara siempre dentro del mandato judicial.

López, que declaró en el juicio contra Trapero en la Audiencia Nacional, no se salió en líneas generales de lo que ya había testificado ante el Supremo durante el juicio del procés y recreó la atmósfera que se vivía en la prefectura de los Mossos justo antes del referéndum ilegal.

"Es un poco triste estar pendiente de las pantallas de televisión para poder saber qué hacía el Gobierno. Cuando se anunciaba una comparecencia pública nos metíamos en un despacho para seguirla. Hacíamos silencios espesos, mirábamos lo que decían y tomábamos decisiones", dijo.

El comisario enmarcó en ese ambiente la decisión de Trapero de proponer tener un plan listo para arrestar a Puigdemont si se les ordenaba. Restó importancia a que se previera o no utilizar un helicóptero y explicó que no se puso por escrito por "no existir certidumbre" de que se fuera a declarar unilateralmente la independencia o se acabara recibiendo la orden, así como por el "sigilo" recomendable ante la operación.