Cuando apenas quedan veinte días para que, el 23 de septiembre, las Cortes se disuelvan en ausencia de un presidente investido, el PSOE decidió ayer retomar la negociación política. Esta misma semana llamará a Unidas Podemos (UP) para que los equipos negociadores de ambas formaciones se sienten de nuevo. El punto de partida, sin embargo, no resulta esperanzador: los socialistas se mantienen en que el eje negociador será el programa de 300 medidas que hoy presentarán en sociedad y cierra la puerta a un gobierno de coalición, condición ahora irrenunciable para los de Iglesias.

En torno al diez por ciento de las 300 medidas del programa que Pedro Sánchez presentarán hoy en la estación de Chamartín, en Madrid, son propuestas de Unidas Podemos. Esa incorporaciones ni siquiera fueron expuestas ayer al medio centenar de personas que integra la ejecutiva federal del PSOE para garantizar el efecto "sorpresa" que el líder socialista anunció días atrás. En este contexto, abundan quienes ven en el acto de hoy el primero de la campaña electoral de noviembre, cuyo programa ya estaría elaborado. El ministro Ábalos, en el epicentro de la negociación que ahora retoman los socialista, asegura, sin embargo, que el documento sirve para "empezar a hablar de políticas" y "superar el enfrentamiento personal" en que derivó el fracaso de la investidura en julio. Los socialistas consideran que, tras ese episodio, de una coalición con UP sólo saldría ahora un ejecutivo de corto recorrido, por lo que consideran preferible volver a las urnas antes que plegarse y aceptar una solución de corto plazo.

Ábalos anunció ayer, tras la reunión de la dirección socialista, que esta misma semana llamarán de nuevo al equipo negociador de Podemos. En la mesa se encontrarán con la misma posición de julio. "Si nos sentamos a hablar con el PSOE es para hablar de Gobierno integral que incluya programa y que incluya estructura de Gobierno", afirmaba ayer la portavoz de UP, Noelia Vera.

De lo que se avance en esa mesa dependerá lo que la próxima semana -previsiblemente, aunque todavía está por concretar la cita- salga del encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El aspirante a presidir el Ejecutivo tendrá antes otros contactos. Mañana se verá con el cántabro Revilla, de cuyo diputado en Madrid Sánchez cosechó el único voto favorable que no fuera de su partido en la fallida investidura de julio. Resulta previsible que el líder socialista se encuentre también mañana con dirigentes del PNV. Ciudadanos anticipó ayer que, aunque Sánchez llame a su líder, Rivera tampoco acudirá este vez y considera que el socialista está aquejado de "reunionitis".

Al mismos tiempo Ábalos y la portavoz parlamentaria Adriana Lastra se reunirán con ERC para garantizar su abstención en las investidura, algo que Gabriel Rufián dio ya casi por seguro la semana pasada. No obstante, la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, reclamaba ayer Sánchez que deje "de tener la calculadora electoral en la mano" y tome decisiones para desbloquear la investidura.

El calendario de contactos apura los tiempos y recorta el margen para que el Rey abra la ronda de reuniones con los partidos políticos. Con ello, el debate de investidura, al que Sánchez sólo irá si tiene el éxito garantizado, se celebrará casi al límite del plazo para la disolución de las Cortes.