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Ministerios, o todos a retratarse

Pedro Sánchez no quiere a Podemos en el Gobierno, pero Pablo Iglesias se enroca en sus exigencias - El PSOE asume que puede ir a una investidura fallida

Pablo Iglesias, rodeado de periodistas, el pasado viernes en Madrid. // E.P.

Otras semana de negociaciones poselectorales se consume hoy sin que haya quedado más claro cómo puede articularse la posibilidad aritmética de Pedro Sánchez de ser investido presidente del Gobierno. Será en la primera quincena de julio, pero ¿con qué respaldos? Desde el principio ha contado como dificultad la necesidad de disponer de la abstención de ERC o Bildu, pero últimamente es el "núcleo duro" de apoyos lo que le falla a Sánchez; sobremanera, el de los 42 diputados de Unidas Podemos, sin los cuales da igual que los republicanos o la izquierda abertzale se abstengan.

Pablo Iglesias quiere ministerios, pero Sánchez no quiere dárselos y el viernes zanjó la cuestión desde Bruselas: el partido morado "tiene todo el derecho a verse representado en el ámbito de la Administración Pública". Nada, pues, de sentarse en el Consejo de Ministros.

Esa propuesta, a Sánchez le parece "sensata y ambiciosa". A Iglesias, en cambio, seguramente le parecerá una "provocación". Pero no lo dice, cumpliendo su promesa de negociar con discreción y sin entrar en batalla a través de los medios. Todo lo más, el viernes apuntó una solución, o lo que puede ser parte de ella: crear una Vicepresidencia de Sostenibilidad Ambiental que no podría caer en mejores en manos que las de Podemos. Su inspiración son los pactos alcanzados en autonomías como Baleares o Valencia, donde su partido tendrá vicepresidencias. Y espera una verdadera propuesta de Sánchez, por escrito y que detalle qué parcelas y en qué nivel de la Administración serán para Podemos. Si no, las negociaciones no avanzarán.

Así las cosas, al PSOE no le caben más opciones que presionar con la repetición de los comicios -ya se ha insinuado en este sentido por boca de su portavoz más duro, José Luis Ábalos- y obligar a todos los partidos a retratarse en una sesión de investidura de incierto resultado, confiando en que tenga tanto éxito como la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy.

Esa estrategia de presión podría funcionar porque Podemos tiene mucho que perder en una nueva cita con las urnas, como demostró su debacle del 26M. Pero todos los partidos -incluido el PSOE- se arriesgan a perder apoyos en una nueva contienda electoral, y a Sánchez, erigido en pilar de la Unión Europea a la altura (casi) de Merkel y Macron, le conviene ser investido y formar Gobierno cuanto antes. Nada prestigia más en Europa que la estabilidad interna.

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