El PSOE dio ayer acuse de recibo a la advertencia lanzada durante el fin de semana por el PNV sobre las consecuencias de dejar que Navarra Suma (UPN, PP y Cs) gobierne en la comunidad foral a cambio de que los dos diputados de UPN se abstengan en la investidura de Pedro Sánchez.

Los socialistas cambiaron ayer el rumbo sobre Navarra y se abrieron a un gobierno entre el PSN y Geroa Bai -la marca local del PNV-, favorecido por la abstención no negociada de EH Bildu. Durante toda la pasada semana los socialistas navarros estuvieron enfrentados a la dirección nacional, tras decidir esta que en Navarra lo pertinente era dejar que gobernase la derecha. El argumento oficial fue la imposibilidad de apoyarse en la abstención de Bildu. El motivo real era, sin embargo, el cambio de cromos con UPN, cuya abstención permitiría la investidura de Sánchez pese a los dos votos en contra de Coalición Canaria.

El cambio de postura fue oficializado ayer por el secretario de Organización socialista, José Luis Ábalos, quien desvinculó la gobernabilidad de Navarra de la investidura de Sánchez y afirmó que esta última "no depende de Navarra, ni está en función de dos votos" de UPN, porque "nos podemos encontrar con dos votos más y seis menos", los del PNV, al que no citó.

Eso sí, Ábalos se cuidó bien de resaltar que Bildu está en su derecho de facilitar la investidura de la socialista navarra María Chivite. "Cada uno hace lo que quiere", resaltó, y añadió que el PSOE se ha comprometido a que "no se va a apoyar en Bildu" ni va a abrir "ninguna negociación con ellos".

El pasado sábado, el portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, Joseba Egibar, advirtió al PSOE que Navarra tendrá una influencia clave en la posición del PNV ante la investidura de Sánchez.

El dirigente nacionalista dio por sentado que Sánchez "sí sabe y conoce que lo que ocurra en Navarra va a ser determinante para la posición política del PNV", dijo.