La decisión sobre la suspensión de los cuatro diputados en prisión preventiva hizo aflorar ayer las primeras discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos, que suman mayoría en la Mesa del Congreso. La vicepresidenta primera de la Cámara, Gloria Elizo, y Gerardo Pisarello, secretario primero, ambos de la formación morada, rechazaron respaldar la suspensión y reclamaron más tiempo para tomar una decisión.

En su comparecencia posterior a la reunión, la presidenta Meritxell Batet eludió hablar de desacuerdo, empeñada en destacar que no hubo una votación formal. Batet asegura que los representantes de Podemos consideraban precipitado tomar la decisión ayer y reclamaban más tiempo para estudiar el informe jurídico. Su antecesora al frente de la Mesa, la popular Ana Pastor, ahora vicepresidenta tercera, matizaba que pronunciarse a favor o en contra de una decisión es una forma de votar. "Se han perdido 48 horas", dijo Pastor, por entender que la medida debiera haberse adoptado ya en la sesión constitutiva. Al final, la decisión salió adelante con el respaldo de PSOE, Cs y PP.

La portavoz de Podemos, Irene Montero, niega sin embargo que esa posición diferente implique una "quiebra de la confianza" que requeriría el Ejecutivo de coalición con el PSOE en el que su formación aspira a entrar. "Mostrar una posición discrepante en un asunto concreto no cambia la necesidad de un Gobierno de coalición y progresista", señala Montero.