Una veintena de agentes abundaron ayer con sus testimonio en los episodios de "hostilidad" y violencia sufridos durante la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 en Cataluña. Los testigos apuntan a una resistencia "claramente organizada", con menores en primera fila y agresiones por la espalda que se producían a la par de la declaración como "gente de paz".

El juicio que se sigue contra los líderes de la intentona secesionista marcó una Semana Santa insólita en el Tribunal Supremo, con sesiones hasta la misma víspera de los festivos, circunstancia forzada por una vista a la que todavía le quedan muchas jornadas por delante, quizá hasta bien entrado el verano, pero que ahora comienza a tomar velocidad de crucero por la rapidez de los testimonios. Veinte policías declararon ayer, en su mayoría antidisturbios, que intervinieron en varios colegios de Lleida y cuyo relato afianza la línea de lo que llevan contando en días pasados los compañeros que les precedieron en la declaración.

En las intervenciones policiales para retirar las urnas hubo "insultos mayúsculos", patadas y agresiones y una "forma violenta de proceder" que algunos de los agentes aseguraron no haber visto "jamás". En ocasiones, los concentrados levantaban las manos entre cánticos pacíficos, una imagen que algunas defensas se esfuerzan en proyectar cada día, pero a continuación se encaraban con los agentes, llegando incluso a la agresión. "Lo hacían muy bien porque te levantaban los brazos al mismo tiempo que te hostigaban y se echaban hacia ti (...) Soltaban una patadita que no se viera o un puñetazo y cuando el compañero intentaba responder a esta agresión, enseguida levantaban los brazos: 'Gent de Pau, Gent de Pau'", relataba un subinspector que intervino en la Escuela Oficial de Idiomas de Lérida. Era una resistencia "completamente organizada", a juicio de lo que vieron varios agentes, donde se repetía el mismo procedimiento: al ver su llegada, algunos avisaban al resto, momento en el que todos se tiraban al suelo entrelazados, lo que obligaba a la Policía a sacarlos uno a uno, labor que a veces les llevó más de una hora. Aunque la entrada para recoger las urnas era complicada, "lo más peligroso" era el repliegue, durante el que la mayoría resultaron heridos, aunque pocos cogieron la baja médica. Hubo coincidencia en relatar un episodio en el centro de adultos Juan Carlos I, donde una persona sufrió un ataque al corazón. Al llegar la ambulancia, un testigo contó que "la masa" impidió, en un principio, que pasara por pensar que venía a prestar asistencia a los agentes heridos.

Sin permisos

El tribunal comunicó ayer su rechazo a conceder permisos a Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, los tres en prisión, para acudir a actos electorales, atender a los medios, dar ruedas de prensa o grabar vídeos electorales en los recesos del juicio.