Dos presos etarras internos en la cárcel de Villabona han sido los primeros acercados por el Gobierno al País Vasco dentro de su nueva política penitenciaria respecto a los reclusos de la banda. Se trata de los antiguos miembros del "comando Vizcaya" Olga Sanz Martín y Javier Moreno, que han accedido al tercer grado -situación de semilibertad que solo obliga a pernoctar en prisión- y lo cumplirán en el establecimiento de Basauri (Vizcaya). Ambos terroristas son "arrepentidos" y están desvinculados del colectivo de presos etarras (EPPK).

El Gobierno vasco afirmó ayer que ve "con buenos ojos" el traslado, con independencia de que se trate de presos desvinculados del EPPK, y emplazaron al Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez a seguir acercando reclusos al País Vasco. Vitoria precisó que tiene "una buena relación" con los dos presos, que forman pareja sentimental.

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza, aseguró que con el traslado de Olga Sanz y Javier Moreno "se cumple escrupulosamente" lo prometido por Sánchez y por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de que "la nueva política penitenciaria estará ajustada a la ley". Loza resaltó el hecho de que los dos reclusos han alcanzado el tercer grado y "habían cumplido todo los requisitos que la legislación penitenciaria exige" para obtener beneficios penitenciarios.

Fuentes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias precisaron que el traslado se ha hecho teniendo en cuenta que Olga Sanz había accedido al tercer grado en febrero y Javier Moreno a finales del pasado mes de julio.

Los dos presos trasladados al País Vasco fueron detenidos en 1998 en el barrio bilbaíno de Zorroza y condenados en 2002 por la Audiencia Nacional a 71 años de cárcel, la mujer, y a 74 años, el hombre, junto a otros catorce miembros y colaboradores del "comando Vizcaya", que había planificado el asesinato del exconsejero del Interior del Gobierno Vasco Juan María Atutxa y el del entonces presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz.

Olga Sanz escribió el pasado marzo una carta, muy similar a la de otros arrepentidos, en la que pedía perdón por el daño causado. "Lo lamento sinceramente", aseguró. Además, se puso a disposición de la Justicia a fin de "facilitar información para esclarecer algún delito si fuera necesario".