El entonces "número tres" del PSOE Enrique Múgica visitó a Jordi Pujol, a finales del verano de 1980, cuando ya era presidente de la Generalitat de Cataluña, para preguntarle cómo vería él que se forzase la dimisión del presidente del Gobierno Adolfo Suárez y su sustitución por un militar de mentalidad democrática, según revela el propio Pujol en la segunda entrega de sus memorias que aparecerán el próximo martes. Como recuerda el ex presidente catalán en sus memorias: "Le manifesté mi total desacuerdo. Esta visita, junto con otros hechos, revela que los socialistas, o buena parte, tenían una prisa enorme por llegar al poder".

Anoche, Alfonso Armada –presumiblemente el militar de alta graduación al que se refería Múgica– manifestó su desconcierto al respecto. "No sé qué decirle, no sé nada", afirmó Armada, "no tuve nunca noticia de eso, no se me ocurre lo que pudiese preguntar", dejando por sentado, de esa forma, que era ajeno a una operación política de semejante calado. Armada añadió que Múgica y Pujol son, en todo caso, quienes pueden aclarar ese episodio.

Jordi Pujol, en otro pasaje de sus memorias de inminente aparición, indica, asimismo, que "no le gustaban" los movimientos políticos contra Suárez porque tenía "una buena opinión" del presidente del Gobierno. También cuenta que Rodolfo Martín Villa, entonces ministro del Interior y persona de confianza de Suárez, lo visitó en Barcelona para comunicarle que no se avanzaría "ni un paso más adelante" en la política autonómica y que el único obstáculo para seguir adelante era el propio Adolfo Suárez. "Pero eso se resolverá", añadió Martín Villa, según indica ahora Pujol, que añade que "podía defender a Suárez de sus amigos, pero no de sus enemigos".

Anécdotas

Las memorias del ex presidente catalán recogen, en otro apartado de cosas, anécdotas simpáticas y curiosas. Así, un sábado por la mañana, Jordi Pujol decidió conocer de primera mano las reformas urbanísticas que prometen regenerar el barrio del Raval, uno de los más degradados de Barcelona. Caminó solo y seguido a unos cuantos metros de distancia por un escolta. En la calle Carretes, una mujer vestida con bata de ir por casa salió de un portal, lo reconoció e iniciaron una breve charla durante un centenar de metros. El Presidente obtuvo de esa forma una valoración de primera mano sobre las obras que se estaban realizando. "Y usted, ¿a qué se dedica?", preguntó al final Pujol. "Yo, President, soy puta, y ahora le dejo porque mi compañía no le hace ningún favor".

Pujol también manifiesta en la segunda entrega de sus memorias algunas críticas al PSC. Para el ex presidente, el PSC no ha tenido un proyecto de país, pues "nunca ha tenido un programa sólido", capaz de confrontarse con el de CiU. En cambio, admite que ERC sí dijo algo nuevo con la independencia.