Tras levantar gran polvareda en el Congreso de los Diputados, la Madre Maravillas no tendrá finalmente placa en la Cámara Baja, tal y como había propuesto el PP y secundaba el presidente de aquélla, el socialista José Bono. En una reunión de urgencia de la Mesa del Congreso, ayer se decidió, por unanimidad, revocar el acuerdo por el que se dio luz verde al homenaje de la religiosa, canonizada por Juan Pablo II, y que nació en uno de los edificios donde actualmente se encuentra el Parlamento. Bono justificó esta decisión en que no se daba el consenso necesario para adoptar la medida, al tiempo que subrayó que no era una iniciativa "con mala intención".

En un comunicado hecho público al mediodía de ayer, Bono reconoció que el asunto de la placa de Madre Maravillas generó gran polémica y no fue entendido con el propósito "alejado de cualquier elemento confesional" que lo motivó. Sin embargo, lo cierto es que el punto álgido de la polvareda levantada por la religiosa llegó en la noche del martes, cuando unos micrófonos indiscretos captaron al presidente del Congreso hablando con varios diputados del PP a los que les decía -en alusión a la oposición socialista a la placa- que había "mucha santa y algún malo" y que, además, "los de los partidos propios son unos hijos de puta".

Sin embargo, el presidente del Congreso eludió esta polémica en la nota y se limitó a considerar que en un clima de falta de acuerdo respecto a la placa "el acuerdo pierde su significación originaria", porque este tipo de decisiones de la Mesa no deben de ser "motivo de enfrentamiento o malestar entre los parlamentarios". La decisión de colocar la placa se tomó el 4 de noviembre a instancias del vicepresidente tercero de la misma, el popular Jorge Fernández Díaz, en una reunión de la Mesa en la que el PSOE no dejó constancia de su negativa por la ausencia de Teresa Cunillera y Javier Barranco.

Esta placa "no correspondía a otras motivaciones distintas a la notoriedad de la religiosa y a las circunstancias que unían a su familia con el Parlamento", señaló el presidente del Congreso. Así las cosas, en la reunión de ayer de la Mesa todos los partidos avalaron la retirada de la iniciativa, porque "es público y notorio" que "no se dan las condiciones". Bono volvió a explicar a la salida de la reunión que las decisiones de la Mesa del Congreso y de su presidente pueden ser "erróneas", pero que "no estan cargadas de mala intención contra nadie, sean cuales sean sus ideas".

Fernández Díaz también dijo "entender" que se rechazara el homenaje por unanimidad ante "la evidencia" de que no se da el "clima de consenso elemental para hacerlo". En cualquier caso, dejó claro a los miembros de la Mesa su rechazo a que se interprete de "manera equívoca" que la colocación de la placa vulnera la aconfesionalidad del Estado, porque se trataba de "reconocer un hecho histórico.

Alfonso Guerra saludó la revocación de la placa porque, dijo, era una iniciativa "disparatada" que "no tenía sentido".