Agencias / roquetas de mar

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Almería, Juan Manuel Oña, afirmó ayer que la pruebas periciales por la muerte en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas del Mar (Almería) del agricultor Juan Martínez Galdeano el 24 de julio están siendo investigadas aún en el Instituto Toxicológico y, dependiendo de sus resultados, "puede modificarse la decisión de la juez" que puso en libertad con cargos a los nueve agentes de la Benemérita implicados en el caso.

En declaraciones a la Cadena Ser, el fiscal, cuyo departamento había solicitado la prisión para el teniente José Manuel R. y otro de los agentes imputados por "el uso excesivo de la violencia" empleado contra el fallecido, no pudo concretar cuándo concluirán las mencionadas investigaciones toxicológicas.

Oña justificó su presencia en el juzgado durante la declaración de tres de los agentes presuntamente implicados en la agresión que acabó con la vida de Martínez Galdeano "por la importancia y relevancia del caso", ya que "el ministerio fiscal ha estado presente desde el primer momento en todas las actuaciones, de forma eficaz y sujeta a derecho", agregó.

El fiscal jefe de Almería también afirmó que el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, respalda todas sus decisiones en torno al denominado "caso Roquetas", si bien precisó que éste no le ha sugerido ninguna actuación concreta, pues él mismo "conoce de primera mano" el caso y es quien "está en condiciones de decidir qué es lo más oportuno".

La familia, decepcionada

Los nueve guardias imputados declararon ayer en la Comandancia de Almería, dentro de la investigación interna que lleva a cabo la Guardia Civil, y se remitieron a lo dicho el lunes ante la jueza, mientras que la familia del fallecido expresó su decepción por la libertad de los imputados.

Leonardo Montoya, portavoz de la familia de Juan Martínez Galdeano, se mostró "decepcionado pero no sorprendido" por la decisión de la jueza de dejar en libertad a los nueve agentes imputados. Montoya dijo que "lo presentía porque pienso que jueces y guardias civiles, en un pueblo tan pequeño, todos se conocen y tienen que trabajar codo con codo a diario, por lo que estaba convencido de que así iba a ocurrir".