El "no" del PSOE a Rajoy fue ayer a la cara. El líder del PP inició su ronda de contactos en busca de un Ejecutivo estable con el líder del socialista, Pedro Sánchez, quien, en un encuentro frío y rápido, precedido de un saludo en el que no cruzaron las miradas, le ratificó su negativa apoyar su investidura. Con un añadido: Sánchez anticipó, ya fuera de la Moncloa, que explorará la posibilidad de un "gobierno de cambio" si el PP fracasa en la encomienda de conformar un Ejecutivo en su condición de partido más votado en las pasadas elecciones.

Rajoy inició con Sánchez los encuentros a la búsqueda de una salida a la difícil situación institucional que dejan los resultados electorales. No aguardar ni siquiera a que pasen las celebraciones navideñas responde a que el lunes próximo se reunirá el Comité Federal del PSOE, el máximo órgano entre congresos, del que saldrá la estrategia con la que los socialistas afrontarán la complicada situación política. Ese mismo lunes, Rajoy se reunirá con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, y con Pablo Iglesias, de Podemos.

El no rotundo de Sánchez a Rajoy abrevió el encuentro de ayer al cegar la posibilidad de avanzar en otros asuntos. Después, el líder socialista rechazó comparecer en la Moncloa y habló en la sede federal del partido. Allí ratificó que las posibilidades de que los socialistas permitan la investidura del ahora presidente en funciones que son "nulas". "Lo puedo decir más alto, pero no más claro", añadió para remarcar que mantendrá su posición pese a las presiones que pueda recibir. Sánchez asume que Rajoy sea el primero en intentar formar Gobierno, pero, si fracasa, hará "lo posible" para evitar que haya nuevas elecciones, algo de lo que "algunos estarían encantados", en alusión a Podemos. Esa sería "la última de las opciones" para resolver el bloqueo institucional.

Antes de llegar a unos nuevos comicios, el PSOE va a explorar todas las opciones para que haya "un Gobierno de cambio, progresista y con capacidad de diálogo que dé estabilidad al país". Los seis retos sobre los que se sustentaría el consenso en torno a ese nuevo Gobierno serían una recuperación económica justa con un sistema fiscal más progresivo; un nuevo Estatuto de los Trabajadores; la reconstrucción del estado del bienestar; un pacto educativo y otro contra la violencia de género, además de la reforma de la Constitución.

Sánchez trasladó ayer a Rajoy que "sería razonable que quien presidiera el Congreso no fuese la primera fuerza política, sino la segunda, en este caso el PSOE", algo que nunca ocurrió en anteriores legislaturas. Así se escenificaría esta nueva etapa, en la que la mesa de la Cámara Baja debe reflejar la pluralidad que han arrojado las urnas, según el jefe de la oposición.Rajoy ha mostrado su disposición a estudiar esta propuesta, que se analizará en futuras conversaciones, según fuentes socialistas.

De puertas adentro, Sánchez quiso dejar claro quien manda en el PSOE. Ante la advertencia de la presidenta de Andalucía de que los socialistas deben evitar el "aventurerismo político" en la búsqueda de un Gobierno alternativo al del PP y evitar a ciertos socios, el líder del partido recordó a Susana Díaz, con quien aseguró compartir cautelas sobre posibles alianza, que es la dirección federal y él mismo quienes "marcan y proponen las líneas políticas", algo que ella asumirá, dijo, porque tiene "cultura de partido". El mensaje de Sánchez se hizo extensivo al resto de barones socialistas que estos días han apuntado posibles estrategias futuras.