Los centros de fitnes que hacen trajes a medida del deportista

La viguesa Distrito Estudio rompe los estereotipos de las cadenas de gimnasios con un modelo de negocio basado en la cercanía y la estética que factura ya 3,4 millones

Interior de uno de los centros de Distrito Estudio.

Interior de uno de los centros de Distrito Estudio. / FDV

Julio Pérez

Julio Pérez

Desde que sus padres lo apuntaron a clases de judo a los 4 años, Ernesto Rojas no recuerda ni una sola semana sin pisar el gimnasio. Le gusta tanto el deporte que incluso en sus viajes de adolescente para aprender inglés en Los Ángeles, meca del fitnes, se empapaba de las últimas tendencias que, en la época preglobalización, podían tardar tranquilamente unos 10 años aún en aterrizar en España.

“Viví todas las etapas y casi sin querer acumulé muchísima información de todas las áreas del negocio”, explica el empresario vigués. Fue competidor de niño, usuario después, saltó a entrenador y con tan solo 22 años su jefe y mentor en aquel momento le abrió las puertas de la gestión poniéndole al frente de un nuevo centro en Zaragoza “con un concepto bastante americano” y una veintena de personas en plantilla para aprovechar esa privilegiada visión del sector.

Los centros de fitnes que hacen trajes a medida del deportista

Ernesto Rojas y Brais González / FDV

Brais González estudiaba Ciencias del Deporte y trabajaba por las tardes de monitor en un centro. También a él le ofrecieron llevar las riendas del local hasta que echó el cierre por la irrupción de las cadenas low cost. “Fue una de las cosas que más me hicieron aprender en la vida”, asegura. Decidió hacerse autónomo y alquiló un espacio en una clínica de fisioterapia para entrenamientos funcionales. Una sala de 20 metros cuadrados con la que llegó a tener hasta 70 clientes. Mientras, seguía la pista de Rojas, viejo conocido de los círculos deportivos de la ciudad, “desde la barrera”. “Pensaba que ese chaval tenía que tener algo especial, tan joven y con semejante responsabilidad”, cuenta. Así que no dudó en ser uno de los primeros en inscribirse en el nuevo paradigma de gimnasio al que Ernesto llevaba tiempo dándole vueltas y decidió ensayar a su regreso a Vigo en una pista de squash sin utilizar.

Nada era convencional en el primer Distrito Estudio. Ni el lugar, ni siquiera el nombre, alejado de los habituales bautismos en los gimnasios con el mote del propietario o cualquier concepto supuestamente inspirado en la Grecia antigua. Priorizaba la cercanía como antítesis de los grandes recintos “en los que se pierde la personalización” y con la idea de que pueda haber un local en cada código postal. “Yo llevaba mi libreta y al acabar las clases apuntaba lo bueno que había visto para mejorar mi propio negocio”, recuerda González. “Y yo pensaba que venía a ver cuál es la fórmula de la Coca Cola, pero desde el principio tuvimos muy buen rollo y hasta le pasé el contacto de algún proveedor”, añade Rojas.

La chispa definitiva entre ambos saltó de camino a un curso de halterofilia. El coche se estropeó y durante la larga conversación que mantuvieron mientras esperaban el arreglo afloraron una misma visión del negocio deportivo y cierta simbiosis en sus trayectorias profesionales. A Rojas esa charla le vino instantáneamente a la cabeza cuando pensó en mudarse a un local propio y darle una seña de identidad diferenciada. Volvieron a verse y del café salió “una servilleta con la cuenta de la abuela” que todavía hoy les provoca carcajadas cuando se acuerdan.

“Vamos a ser la mayor empresa de fitnes boutique del mundo ”

Ernesto Rojas

— CEO de Distrito Estudio

Con los buenos números que estaba dando la primera sala de entrenamientos de Distrito Estudio y un plan de negocio escalable resumido “en dos o tres hojas de Excel”, consiguieron un par de préstamos personales para emprender. El primer mes gastaron todo lo previsto para cuatro meses de obra. “Hablamos con los proveedores. Imagino que vieron nuestra ilusión y conseguimos ciertos márgenes para pagar. El negocio se abrió con un tercio de lo que realmente costaba y conseguimos que funcionase bien y muy rápido. Todo lo que ganábamos se reinvertía”, detalla Rojas, que pasó muchos días a principios de 2015 pateando las calles de Vigo con folletos publicitarios y poniendo la semilla de una exitosa estrategia de márketing digital a través de las redes sociales promocionando “la pasión por el deporte”.

Distrito Estudio ofrece clases de WOD, bootcamp, D45 y yoga en versión boutique para hacer trajes a medida de cada uno de los usuarios. “Tenemos tres pilares: la atención personalizada, instalaciones muy cuidadas de apariencia prémium en las que te olvidas de los gimnasios como algo feo, oxidado o sucio, y la comunidad como valor añadido –cuentan–. La gente cuida al centro, la gente cuida a la gente, el entrenador cuida al cliente, el cliente cuida también y respeta al entrenador”.

“Las medidas que tomamos en la pandemia crearon mucha fidelidad”

Brais González

— Dir. de operaciones de distrito estudio

Sin esa filosofía probablemente no se entendería la resiliencia de Distrito Estudio en aquellos fatídicos meses de 2020 cuando el COVID-19 confinó el planeta, hiriendo de muerte a muchos operadores en la industria del deporte. “Cuando tienes un negocio, no hay tiempo para lamentarse. Buscas un plan a, un plan b, un plan c para ver cuál tiene más sentido y pensar en todo: el personal, los clientes, los alquileres...”, indica Rojas. La pandemia les cogió con siete u ocho centros “y el volumen de negocio que quedaba automáticamente bloqueado era monstruoso”. La empresa organizó “unos servicios mínimos” en tiempo récord con clases online para todos los usuarios, independientemente de si podían o no pagar la cuota. “Hubo centros que mantuvieron entre el 30% y el 4% de la facturación estando cerrados, algo que parecía imposible –subraya González–, y después de la reapertura en dos o tres meses estábamos prácticamente con la facturación previa. Creamos mucha fidelidad”.

La firma prepara una ronda de financiación para duplicar aperturas

Ahora mismo están en la recta final de las obras para la inauguración el 3 de abril en Madrid del Distrito Estudio número 12. Cinco son propios, financiados siempre con la caja, y siete en régimen de franquicia. El próximo ejercicio aspiran a alcanzar 17 o 18 centros operativos. Al tándem se unió David Estébanez como director de expansión y desarrollo, clave en la ambiciosa estrategia de crecimiento 2022-2025 con una media de entre cuatro y cinco aperturas por año. Superan los 4.300 socios y la facturación alcanzó los 3,4 millones de euros en 2023 tras un alza del 36% respecto a 2022. La compañía prepara su primera ronda de captación de capital con la que aspira a ganar músculo y elevar a siete u ocho las aperturas anuales.

Es el único centro oficial de la marca New Balance en todo el mundo

Su innovador modelo de negocio llamó la atención de New Balance. Distrito Estudio es la única cadena de centros oficiales de la marca de ropa deportiva en el mundo. En los gimnasios hay una tienda con los productos adaptados a todas las disciplinas deportivas. Hasta su fundador, Jim Davis, viajó a Vigo para conocer el proyecto en persona y optó por montar un Distrito Balance en Valencia. Fue, como reconoce Rojas, “una palmadita en la espalda de mucha potencia”.

The Global Health & fitnes Association invitó este año a Distrito Estudio a dar una conferencia en la mayor feria de la industria deportiva mundial celebrada en Los Ángeles. El proyecto vuelve allí donde nació, otro sueño hecho realidad. ¿Cuántos quedan por cumplir? “Lo tenemos claro –resume–: Distrito Estudio va a ser la mayor empresa de fitnes boutique del mundo”.

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