El viaje inaugural del primer crucero de la flota de The Ritz-Carlton Yacht Collection, contratado en el astillero vigués Hijos de J. Barreras en 2017, estaba fijado de inicio para febrero de 2020. El buque Evrima –inicialmente bautizado como Azora– saldría de Fort Lauderdale, en el Estado de Florida, coincidiendo con la celebración de la Superbowl. Han pasado más de dos años desde entonces y el barco, presupuestado en 250 millones de euros y cuyo coste ya supera los 500, no está terminado. La armadora, controlada por un grupo de fondos gestionados por Oaktree, confía ahora en estrenarlo el 6 de agosto, aunque fuentes conocedoras de los trabajos a bordo dudan de que esto sea posible.
Hasta hace unas semanas, Ritz-Carlton había fijado su estancia en el astillero cántabro Astander hasta el 31 de marzo, como constaba en la planificación de la Autoridad Portuaria de Santander. Ahora la ha modificado hasta el 6 de junio, a partir de cuando pretende realizar las pruebas de mar. El Evrima todavía no ha cumplido este hito; lo intentó una vez, pero tuvo que hacerlo remolcado por problemas en sus sistemas de propulsión. La habilitación de las zonas comunes, camarotes de tripulación y clientes tampoco están rematadas. La armadora ya ha firmado un megacontrato con el astillero francés Chantiers de l’Atlantique para construir los hermanos de este crucero, prometidos para Vigo.
Por otra parte, Barreras encara los últimos días antes de conocer quién será el comprador de la unidad productiva: Gondán o Armón.