Ecosistema empresarial. Es un concepto capital en las industrias avanzadas, las que pugnan por la adjudicación de proyectos en los escenarios más competitivos. Aunque en ese mismo hábitat exista una empresa locomotora o tractora, que tire del resto, que convivan a su alrededor proveedoras y auxiliares de referencia resulta un factor diferencial. Sucede con la automoción y también con el naval. Eso sí, del mismo modo que las proveedoras gallegas han ido rebajando su dependencia de la factoría de PSA en Balaídos –ahora, el centro de Stellantis de Vigo-, cada vez más compañías son capaces de poner en valor su know how lejos de los astilleros de Vigo o Marín.
Pipeworks, Ibercisa, Ganomagoga, Norinver, Dinak, Navaliber, Industrias Ferri, Vicalsa, Soling Instalaciones... tienen cada vez mayor penetración en otros mercados. Emenasa ha sido la última en exhibir otro ejemplo de expansión internacional. Baliño, una de las firmas del grupo, se ha adjudicado un macropedido para las armadas de Bélgica y Países Bajos: suministrará las líneas de ejes y hélices principales de doce naves de última generación.
Se trata de buques cazaminas (mine countermeasures vessel, MCMV) que ejecutará Belgica Naval & Robotics, un consorcio que ha unido a las compañías Naval Group –astillero francés de referencia en dotaciones militares– y ECA Group para un proyecto de 2.000 millones de euros. Seis barcos serán para la Armada de Bélgica, y otros tantos para la holandesa.
“Es una oportunidad estratégica para todo el grupo”
Está previsto que la primera entrega se realice en 2024, según concretaron desde la joint venture. Baliño ha estado trabajando en este proyecto durante seis años y medio, como apuntó a FARO el consejero delegado (CEO) de Grupo Emenasa, Carlos Alonso. “Ya estamos inmersos en él”. En tanto la duración del contrato principal será de diez años, Baliño acompasará la fabricación de estos sistemas de propulsión a la propia construcción de los navíos, que también combatirán la piratería o realizarán tareas de vigilancia de las aguas territoriales.
“Este contrato es una oportunidad estratégica adicional para que Baliño, y todo el Grupo Emenasa, formen parte de este importante proyecto europeo y consoliden nuestra posición en el mercado”. Naval Group y Kership definieron, en los pliegos del contrato, las condiciones de funcionamiento y control que requerían para los buques cazaminas. A partir de ahí, el equipo de Baliño planteó su propio diseño, con soluciones técnicas propias. Una de las pruebas a las que fueron sometidos los postores fue un test de los equipos en un canal de rendimiento; los de Vigo fueron los que obtuvieron un mejor resultado. No ha trascendido el importe de este pedido. Hasta tres empresas del grupo que preside José García Costas van a participar en este contrato. Las líneas de eje se fabricarán en las instalaciones de Baliño en Vigo, mientras que las hélices se forjarán en las de Fundivisa (Vilagarcía de Arousa). El diseño de este último componente es obra de la ingeniería Vicus DT.
El programa
El astillero Naval Group ofreció a las administraciones belga y holandesa un buque de 2.800 toneladas con características militares (discreción acústica y electromagnética). Cada unidad dispondrá de más de un centenar de drones submarinos, de superficie y aéreos “totalmente dedicados a la caza de minas” y proporcionados por ECA Group. El diseño de los barcos ha sido de Kership.
“Son primordiales para las operaciones futuras de la Armada belga y holandesa para proteger las rutas marítimas y contribuir a mares más seguros en todo el mundo”
La dotación de drones y de vehículos submarinos autónomos (AUV, por sus siglas en inglés) permitirá que los buques nodriza se mantengan en todo momento fuera de zonas de riesgo. Un estudio coordinado por Claus Böttcher ha calculado que, solo en las aguas alemanas del Mar del Norte y el Mar Báltico, reposan en torno a 1,6 millones de toneladas métricas de munición.
El programa MCMV de ambos países empezó a fraguarse en 2013, momento en que trascendieron los planes conjuntos para renovar sus flotas militares. Fue ambicioso: el acuerdo incluyó tanto la sustitución de las fragatas Karel Doorman (o clase M, construidas a principios de los noventa) como de los buques serie Tripartite (también son cazaminas, de las décadas de los 80 y 90). En 2016, se acordó finalmente que el naval holandés asumiría la renovación de las fragatas, mientras que Bélgica se encargaría de proporcionar los nuevos cazaminas. Es aquí es donde entra el contrato de Baliño.
