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Auxiliares retiran operarios de Barreras, que afronta ya demandas por las deudas

Firmas de montaje, tuberías, electricidad o acomodación reducen “a nivel testimonial” la actividad a bordo | El astillero descarta riesgo de retrasos en la entrega del buque

Trabajos a bordo del crucero, al atardecer. | // RICARDO GROBAS

La última crisis de Hijos de J. Barreras dejó muchas cicatrices. La menos visible, y la que corre el riesgo de cronificarse, es la de la desconfianza. El astillero incurrió hace un año en estado de insolvencia –incapacidad de atender a sus pagos corrientes– con cuatro barcos en vigor, y un quinto en cartera. Sobrevivió solo uno de aquellos proyectos: el minicrucero de lujo Evrima. Del ferri de 191 metros para Naviera Armas nada se sabe; los cruceros Pollux y Polaris, para Havila Kystruten, son los que se han gangrenado. Decenas de auxiliares y proveedoras se quedaron atrapadas en un contrato que se canceló en febrero, antes de que Cruise Yacht Upper Holdco (utiliza The Ritz-Carlton Yacht Collection como marca comercial) tomase el control de la atarazana. De aquellas facturas impagadas, para las que la nueva dirección no ha logrado todavía una solución, han surgido las primeras demandas judiciales por reclamación de cantidad contra Barreras, según pudo saber FARO en distintas fuentes. El presidente ejecutivo del astillero, Douglas Prothero, ha pedido tiempo, pero en las subcontratas cunde el recelo. Aunque Cruise Yacht asegura que la empresa trabaja con normalidad, auxiliares han retirado a decenas de operarios de a bordo –300, según el sindicato CIG, y en torno a 125, según fuentes próximas a estas empresas– por “retrasos en los pagos”.

Existe un doble problema en Barreras. El primero afecta al malogrado proyecto Havila, que ha dejado plantadas toneladas de acero en medio del astillero. Cuando Prothero asumió la presidencia del astillero –es, también, consejero delegado de la naviera Cruise Yacht– planteó a las auxiliares dos opciones para esas moles metálicas. La primera, buscar compradores interesados y rematar ambas embarcaciones en Beiramar. En caso de no lograr este objetivo “en los próximos meses”, los bloques irían a desgüace. Hace dos semanas planteó una tercera vía: “Tendremos que trabajar en su construcción, posiblemente no en su totalidad, pero al menos para que puedan ponerse a flote”. Esto es, dotar a las naves de flotabilidad –solo se ensamblaron 19 y 16 bloques de cada crucero–, pero sin construirlas en Vigo. No hay una decisión tomada al respecto. Pero, en paralelo a las negociaciones sobre el futuro de ambos cascos, Barreras tuvo que iniciar conversaciones para saldar las deudas derivadas de los dos barcos, y heredadas de la anterior administración. Las auxiliares esperaban una “propuesta definitiva” para el 15 de octubre, pero no se produjo. Aseguró Prothero que, para entonces, solo habían verificado el 61% de las facturas impagadas. “Hemos hecho bastantes progresos [...] Vale la pena esperar un poco para seguir progresando en las conversaciones para la primera solución”, aseveró en una multitudinaria reunión por videoconferencia. No convenció; tiene demandas en contra, aunque no ha trascendido la cuantía.

El minicrucero

En segunda instancia, la dirección de Barreras encara también una salida de operarios del Evrima, que hace menos de un mes había rebasado el millar de trabajadores entre los diferentes turnos. Aseguran desde las auxiliares que “se está elevando el riesgo, con trabajos sin cobrar”. No quieren volver a exponerse “de tal manera” –inciden–, sobre todo teniendo en cuenta el panorama que se cierne sobre la industria y al hecho de que buena parte de ellas tuvo que acudir a los préstamos exprés de la Xunta hace un año. “No hay concreciones, las empresas tienen miedo”, resume una de las personas consultadas. Subcontratas de tuberías, acomodación, electricidad o montaje han recortado personal. En algunos casos, constatan, a un “nivel testimonial”, solo con encargados a bordo.

En el astillero rechazan cualquier problema de liquidez o condicionante que pueda afectar a la consecución del contrato 1705. “Como todas las empresas, el procesamiento de las facturas va a veces más o menos rápido, pero Barreras está trabajando con toda normalidad”, indicaron desde la compañía. El Evrima fue presupuestado en 240 millones de dólares; costará finalmente 321,5 millones de euros. El histórico astillero vigués ha descartado asimismo que el actual conflicto con auxiliares pueda poner en riesgo las pruebas de mar (finales de noviembre o principios de diciembre ) o la fecha de entrega. Los planes de Prothero pasan por construir en Vigo otros dos buques de gran porte, “hermanos” del Evrima, y sellar la plena recuperación de la compañía.

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