Portugal va a por todas. Suelo y mano de obra baratas, burocracia cero y una fiscalidad de las más ventajosas de Europa -hasta el punto de que algunos analistas consideran que es un paraíso fiscal- han disparado su capacidad para atraer inversiones industriales en los últimos años, pero también a empresas instrumentales para la gestión de departamentos como Compras, Recursos Humanos, Finanzas o Comercial de grandes corporaciones de distintos sectores, incluido el automóvil. Entre las primeras multinacionales en apostar directamente por el país luso para este tipo de áreas está el Grupo PSA, con la apertura de un centro financiero para Europa en la localidad de Maia en 2017; y entre las últimas, la británica GKN Driveline (ahora GKN Automotive, propiedad del fondo Melrose), que hace un año que empezó a derivar competencias de todas sus plantas a nivel mundial -incluida la de Balaídos- a una sociedad constituida en Oporto.

Las autoridades lusas han apostado abiertamente por la captación de inversiones extranjeras con ayudas directas y exenciones fiscales, lo que en el caso de la automoción les ha permitido rearmar todo el brazo industrial del norte, captando la mayoría de proveedores -junto con Marruecos- que se han deslocalizado del norte de los Pirineos al sur para participar en los nuevos lanzamientos del Grupo PSA en el clúster ibérico; y atraer a un buen número de estas empresas instrumentales, que principalmente se han asentado en el distrito financiero del área de Oporto. La primera fue la propia PSA. La multinacional automovilística francesa fijó en Maia su sede financiera para el sur de Europa y África en 2017, reforzando el polo del motor luso, en una clara apuesta por el país; un centro contable (PSA Services Portugal) en el que trabajan más de un centenar de personas pero que curiosamente ahora, tres años después, tiene su futuro en el aire con la fusión PSA-FCA (Fiat Chrysler Automobiles) ya que el nuevo grupo radicará su sede en Holanda (otro paraíso fiscal).

Al igual que PSA, otras compañías del automóvil y tecnológicas han constituido sociedades instrumentales en Portugal. Entre las más conocidas, sobre todo por su peso en la industria y la historia de la automoción viguesa es la británica GKN, que ahora pertenece a un fondo de inversión, Melrose. GKN Automotive Portugal se constituyó en Oporto en octubre del año pasado con el objetivo de unificar, simplificar y estandarizar procesos administrativos en las áreas de Finanzas, Recursos Humanos, Compras y Comercio a nivel mundial, según explicó la propia dirección de la planta de GKN-Vigo en una carta a sus trabajadores a la que ha tenido acceso este periódico. Las fábricas del grupo en Suecia y Polonia ya han deslocalizado estos procesos a Portugal; las de Reino Unido y EE UU están en ello (prevén consumar el cambio antes de final de año), y las de España (Vigo y Zumaia) y México empiezan ahora. Este proyecto se ha bautizado como CBS (GKN Automotive Global Business Services Centre) y forma parte de la reestructuración impulsada por Melrose.